Por Eduardo Franco Berton / Latinclima
Casi la mitad de las soluciones existentes para alcanzar los objetivos climáticos provienen del sector de la agricultura, silvicultura y otros usos sostenibles que se le pueden dar a la tierra, si bien actualmente este sector solo recibe el 3% de los fondos destinados a la acción climática. Considerando los biomas que comparte, América Latina tiene un potencial importante para aplicar las soluciones basadas en la naturaleza, afirma experta.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) define a las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) como ‘’un nuevo concepto que abarca todas las acciones que se apoyan en los ecosistemas y los servicios que estos proveen, para responder a diversos desafíos de la sociedad como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres.’’
Esto implica utilizar los servicios ecosistémicos que brinda la naturaleza para resolver los problemas que enfrentan hoy nuestras sociedades.
Asimismo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) define la adaptación como “las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados de un cambio climático”.
De ahí que los distintos enfoques de SbN pueden ser utilizados en combinación con otros tipos de intervenciones y ayudar de esta manera a generar múltiples beneficios para las poblaciones, la biodiversidad y al mismo tiempo fortalecer la resiliencia frente al cambio climático.
Respecto de esto, Pilar Bueno, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, explicó que tanto las SbN como las soluciones basadas en ecosistemas, las soluciones enfocadas en género y los saberes tradicionales, deben aplicarse de manera transversal.
‘’En este momento cualquier planificación de adaptación tiene que partir de la perspectiva de diversos enfoques a partir de una dinámica participativa y utilizar estos enfoques de modo transversal’’, comentó Bueno durante una reunión con periodistas de América Latina, organizada por la Red Regional de Cambio Climático y Toma de Decisiones en el marco de la COP25.
Pilar Bueno cree que el potencial de América Latina para la cooperación regional es significativo, más aún teniendo en cuenta la cantidad de biomas y ecosistemas que compartimos, algo que debería aprovecharse mejor en el ámbito de la adaptación al cambio climático.
Para la investigadora del Conicet, los componentes exitosos de preservación que se realizan desde lo comunitario, deberían ser incluidos en planes de adaptación locales, y nacionales y de allí pensar en incluirlos en planes de adaptación regionales. ‘’Sería un sueño pensar en planes de adaptación regionales para los países de América Latina.’’
Por su parte, Walter Ubal, oficial senior de programas en el Centro Internacional de Desarrollo e Investigación (IDRC), indicó que las soluciones basadas en la naturaleza son conocimientos adquiridos en gran parte por las comunidades tradicionales e indígenas. ‘’El reto está en lograr que ese conocimiento se sintetice y se transforme en un hecho real que pueda ser entendido y transmitido por los gobiernos y tomadores de decisión.’’
Sin embargo, estos conocimientos ancestrales, aunque históricamente han formado parte de la cosmovisión de muchos pueblos indígenas en el mundo, han sido establecidos en la literatura científica moderna en décadas recientes con el concepto de los servicios ecosistémicos.
Sobre la recomendación de Ubal, Santiago Alba-Corral, director interino de Agricultura y Medio Ambiente del IDRC, comentó que si no se logra sintetizar adecuadamente este conocimiento ancestral se corre el riesgo de que ‘’nos vamos a sentar en una elevada cantidad de tecnología y de datos que no serán utilizados.’’
La UICN explica que problemas como las inundaciones, la erosión o la preservación de caudales de agua pueden ser resueltos por medio de acciones como la conservación y restauración ecológica de cuencas hidrográficas por medio de prácticas como la reforestación y restauración de ecosistemas. Esto, con el fin de estabilizar ríos y evitar desbordes, además de otros ejemplos de acciones basadas en SbN que cada vez son aplicados con mayor frecuencia.
Un sector que requiere mayor atención
‘’La excavación y perforación en búsqueda de combustibles fósiles tiene que detenerse y ser remplazada por energía renovable y soluciones basadas en la naturaleza para frenar drásticamente el cambio climático’’, indicó António Guterres durante la COP 25.
En la PreCOP25 en Costa Rica, donde el tema las soluciones al cambio climático basadas en la naturaleza fue una de las discusiones principales, un panel de expertos destacó que es posible realizar la conservación del 30% del planeta hasta el año 2030 mediante acciones de reforestación y protección de los océanos.
Con una cobertura forestal del 52% de su territorio y una matriz energética limpia y renovable en un 98%, Costa Rica ha demostrado que sí es posible aplicar soluciones basadas en la naturaleza, las que además le han resultado en una rentabilidad efectiva.
Datos del IPCC indican que el 23% de todas las emisiones netas de gases de efecto invernadero provienen actualmente de la agricultura, silvicultura y otros usos que se le dan a la tierra. Pero además de ser parte del problema, estos sectores son también parte de la solución. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que casi la mitad de las soluciones existentes en la actualidad para mantenerse dentro de los objetivos climáticos acordados a nivel internacional, provienen del mismo sector. Pese a ello, actualmente solo reciben el 3% de los fondos destinados a la acción climática.
Para la FAO, es necesario fortalecer siete áreas prioritarias que aún no reciben debida atención: restauración de ecosistemas, ganadería baja en carbono, recarbonización de los suelos, estrategias de adaptación para la pesca y acuicultura, reducción de pérdida y desperdicio de alimentos, siembra de bosques y árboles urbanos y fortalecimiento de la biodiversidad.
Foto de portada: Jeannina Cordero
Este artículo fue producido como parte del Programa Latinoamericano de Cobertura Periodística COP25