A medida que avanza la nueva temporada de incendios forestales, la situación de extrema vulnerabilidad de los Pueblos Indígenas Aislados se vuelve crítica, alerta grupo internacional de organizaciones. El Informe Trinacional: Incendios y Deforestación en Territorios con Registros de Pueblos Indígenas Aislados, presentado hoy, lanza una alerta internacional sobre la grave situación que enfrentan los Pueblos Indígenas Aislados y brinda recomendaciones para la implementación de medidas de protección para estos pueblos y sus territorios.
Miércoles 26 de agosto de 2020. Más de veinte organizaciones indígenas y de la sociedad civil, que forman parte del Grupo de Trabajo Internacional sobre los Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento y Contacto Inicial en la Amazonía, el Gran Chaco y Cerrado brasileiro (GTI PIACI), lanzaron hoy una alerta internacional sobre la amenaza que representan los incendios y la deforestación para los Pueblos Indígenas en aislamiento que habitan las regiones de la Amazonía, el Gran Chaco Americano y Cerrado brasileiro, en Bolivia, Brasil y Paraguay.
Durante el 2019, estas regiones sufrieron dramáticos incrementos en las tasas de incidencia de incendios forestales y deforestación, escenario que en el 2020 comienza a repetirse a medida que los incendios se extienden de nuevo por la Amazonía y el Gran Chaco Americano. Esta situación agrava la condición de vulnerabilidad extrema en la que se encuentran los grupos aislados, pues los incendios y la deforestación destruyen los territorios que son su hogar, donde desarrollan su cultura, y de los que depende su subsistencia.
El Informe Trinacional: Incendios y Deforestación en Territorios con Registros de Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento, presentado hoy en una conferencia de prensa virtual, llama la atención sobre la grave situación que enfrentan los pueblos indígenas en aislamiento y presenta recomendaciones para los Estados, organismos multilaterales y la sociedad civil de los países donde habitan, con el objetivo de que se implementen medidas de protección urgentes para estos pueblos y sus territorios.
“La vida cotidiana de los pueblos indígenas en aislamiento está marcada por numerosas amenazas que los colocan, en su gran mayoría, en una situación de fuga permanente y desesperación. El aumento voraz de los incendios forestales y la deforestación agrava su situación y los coloca en una posición de vulnerabilidad que es cada vez más extrema”, explicó Antenor Vaz, autor principal del Informe y consultor de Land is Life, organización que actualmente ejerce la secretaría del GTI PIACI.
Para la realización de este informe, Vaz y sus colegas de Brasil, Bolivia y Paraguay analizaron mediante mapas, información georreferenciada y testimonios directos los graves acontecimientos ocurridos durante el 2019 en vastas regiones de la Amazonía, el Gran Chaco Americano y el Cerrado Brasileño. Siguiendo una metodología colaborativa, en la cual participaron como protagonistas representantes de diversos pueblos indígenas, los investigadores analizaron información proveniente de un total de 99 territorios indígenas con registros de pueblos indígenas en Bolivia, Brasil y Paraguay, lo que les permitió constatar el vertiginoso aumento de los focos de calor en el año 2019 con relación al 2018: 258% en Bolivia, 259% en Brasil, y 185% en Paraguay. Asimismo, las fuentes de calor detectadas en las 32 unidades de conservación (áreas protegidas) con presencia de Pueblos Indígenas en Aislamiento en 2019, en comparación con 2018, aumentaron en un 744.38% en Bolivia, un 347.87% en Brasil y un 44.15% en Paraguay.
El Informe Trinacional está basado en informes locales de incendios, elaborados, respectivamente, por la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB) en Brasil, la Iniciativa Amotocodie (IA) en Paraguay, y la Central Indígena de Comunidades Tacana II del Río Madre de Dios (CITRMD) en Bolivia.
“Además de todos estos impactos causados por la colonización, en 2019 los pueblos indígenas aislados de Bolivia, Brasil y Paraguay fueron sometidos a una ola de incendios y deforestación sin precedentes en sus territorios, que exige soluciones imposibles de ser abordadas solamente bajo el enfoque de las normativas locales e internacionales establecidas para pueblos indígenas con historia de contacto”, explicó Vaz.
Asimismo, el Informe destaca que el común denominador en el origen del incremento de los fuegos forestales es la acción humana, impulsada por situaciones tales como prácticas expansivas de los agronegocios y de las industrias extractivas. Esto, aunado a la falta de marcos regulatorios efectivos para la protección de los pueblos indígenas aislados, hace que la situación de estos sea cada vez más precaria.
“La pérdida territorial ocasionada por la deforestación y los incendios provoca que las personas se desplacen en busca de lugares más seguros, pero trae consigo otros peligros: acercamiento involuntario a poblaciones vecinas y posibles contagios de enfermedades. La situación se complica aún más con la presencia del Covid-19, cuyo crecimiento exponencial pone en grave riesgo la existencia de estos pueblos, así como el patrimonio vivo de América y de la humanidad”, concluye el informe.
El Informe Local de Bolivia presenta hallazgos sobre las acciones del Estado que promueven la expansión de la frontera agrícola, sin el debido acompañamiento de una política de conservación. En palabras de Adamo Diego Cusi, investigador y activista, representante del pueblo Tacana II y autor del Informe sobre pueblos indígenas en aislamiento e incendios forestales en Bolivia: “En Bolivia existe un paquete de normas incendiarias que promueven la expansión de los agronegocios y la frontera agrícola mecanizada sin considerar los efectos negativos que esta tiene sobre los pueblos indígenas y el ambiente. A raíz de esto, los incendios son cada vez más agresivos y sus consecuencias devastadoras”.
Según el mismo informe, en Bolivia según el Informe Local se detectaron 6,4 millones de hectáreas quemadas en 2019, con una ocurrencia en tierras bajas del 94%, mayormente en los departamentos de Santa Cruz (65%) y Beni (29%), ubicados en la Cuenca de la Amazonia boliviana. Además se reportó que, en ese mismo año, 36 territorios indígenas fueron afectados por incendios forestales, con un total de 226,714 hectáreas quemadas.
Los focos de calor y los incendios forestales en territorios indígenas y áreas protegidas calan en la vida de los Pueblos Indígenas Aislados. En general, los incendios forestales ocurridos en 2019 superaron los registros históricos desde 2010, y toda respuesta efectiva ante los incendios fue desbordada. Además, en dos zonas de Reserva Absoluta para los grupos aislados (en proceso), y 16 territorios indígenas y campesinos con registros de pueblos aislados, se presentaron 36.034 focos de calor.
En el caso de Brasil, el Informe Local da cuenta de la articulación criminal de diversos grupos de productores para desmantelar grandes extensiones de selva, creando incendios forestales e incrementando la frontera agrícola, como una forma de continuar con la expansión de agronegocios y de industrias extractivas. El gobierno del presidente actual, Jair Bolsonaro, desde su inicio, se ha mostrado favorable a la apertura de las selvas amazónicas a diversas formas de explotación y extracción de recursos.
“Contrario a la posición asumida por el Estado y los productores, para quienes arrasar la selva es una forma de desarrollo, diversos pueblos se han organizado y constituido equipos de bomberos indígenas que luchan por proteger las selvas que son su hogar”, destacó Kleber Karipuna, líder indígena del pueblo Karipuna, representante de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB), y uno de los autores del informe local de Brasil.
La tasa de fuego activo total en tierras indígenas con registros de pueblos indígenas en aislamiento en ese país fue de 31,438 focos, y solo dos tierras indígenas no tenían detección activa de incendios tierra adentro: Pirititi, en Roraima, y TI Tanaru, en Rondônia.
La tierra con mayor densidad de incendios fue Inawebohona, ubicada en el Tocantins, con más de 8.199 focos, que corresponden aproximadamente a la suma de los incendios totales de las siguientes dos tierras con más detecciones, Yanomami (4.652) y Parque Xingu (4.169).
En relación a los incendios criminales, estos se realizan especialmente durante el período de sequía, cuando la gravedad del daño a la biodiversidad puede ser mucho mayor y resultar en degradación ambiental.
“Teniendo en cuenta que los Pueblos Indígenas en Aislamiento dependen exclusivamente de los recursos naturales existentes en sus territorios, el avance del fuego y el consecuente impacto negativo sobre las especies nativas es preocupante. Más allá, en algunos casos, la incidencia de llamas trae la presencia de grandes equipos de fuerzas de combate, a veces no preparadas para lidiar con el avistamiento de pueblos indígenas en aislamiento. Estas ocurrencias pueden potenciar situaciones de contacto, contagios de enfermedades y violencia”, concluyó el Informe de Incendios Local de Brasil.
El Informe de Incendios Local de Paraguay, elaborado por la Iniciativa Amotocodie (IA), señala que “Los daños para la biodiversidad regional son graves y, en muchos casos, irreversibles. Esos daños oscilan entre la extinción y el quiebre de la dinámica de las diferentes poblaciones de fauna; la composición de los ensambles de flora y, sobre todo, la degradación de la calidad de los hábitats locales.” Desde la perspectiva de los Ayoreo, para los grupos aislados es un impacto terrible, hay una ruptura del equilibrio en la relación con la naturaleza y una pérdida de territorio. El desplazamiento representa mayores riesgos para los aislados que ahora deben buscar otras áreas dónde refugiarse en un territorio con menos bosques.
Ante este panorama desolador para los pueblos indígenas en aislamiento, el Grupo de Trabajo Internacional sobre los Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento y Contacto Inicial en la Amazonía y el Gran Chaco propone las siguientes recomendaciones:
Apoyo a iniciativas de pueblos indígenas y sus organizaciones:
- Fortalecer y formar “brigadas indígenas” de combate y prevención de incendios.
- Fortalecer los mecanismos de autoprotección territorial, como los Guardianes del Bosque, los cuales, por su propia voluntad, se han organizado para proteger sus territorios.
Que en el año 2020 los organismos multilaterales insten a los Estados boliviano, brasileño y paraguayo a:
- Establecer un régimen de emergencia, y en cooperación con organizaciones indígenas y afines, programas preventivos, de monitoreo y de extinción de incendios en territorios con presencia de Pueblos Indígenas Aislados.
- Constituir un grupo de trabajo que, a través de sus instituciones competentes, defina e implemente un plan de protección de territorios con registro de Pueblos Indígenas Aislados, con el fin de remover a todos los invasores que se encuentren dentro de dichos territorios.
- Elaborar planes de prevención de incendios para 2020, que consideren los registros de Pueblos Indígenas Aislados en esta región transfronteriza de América del Sur, con casos de incendios que pasan de un país a otro, como es el caso de Bolivia y Paraguay.
Que las Cámaras Legislativas de Bolivia, Brasil y Paraguay:
- Legislen una propuesta de una Política Nacional de Manejo Integrado de Incendios que incluya un Plan de Prevención y Combate a la Deforestación en la Amazonia, el Gran Chaco y Cerrado.
Foto de portada: Chaco paraguayo luego de los incendios. Créditos: Miguel Ángel Alarcón