Guttannen está ubicado en los Alpes suizos. Al igual que otros poblados de esa región, sufre las consecuencias del calentamiento global que impacta en el derretimiento de los glaciares y también del permafrost que ha causado deslizamientos de rocas, grava y lodo, principalmente.


Por Miriam Telma Jemio 

La tranquilidad y clima templado en verano convierten a Guttannen en el lugar natural para escapar de la movida de las ciudades. El pequeño poblado de los Alpes suizos, de pintorescas casas de madera y elevadas montañas con picos con formas puntiagudas, es acogedor para los visitantes.

Esa quietud, sin embargo, ha sido quebrada en las dos últimas décadas por eventos naturales de gran riesgo para los 300 habitantes de Guttannen. En 1999, se produjo una avalancha que arrasó con los árboles y cubrió de nieve las viviendas. Fue una de las peores que recuerdan, solo hubo daños materiales porque tienen un buen sistema de alerta, asegura el geólogo Jörg Häberle, miembro de la oficina forestal del Cantón de Berna (Suiza). Esa noche no durmieron en el poblado porque fueron evacuados.

El letrero recuerda las 500.000 toneladas de rocas, piedras y agua que cayeron en 2005 hasta el río Aara.

En 2005, fueron sorprendidos por el deslizamiento de al menos 500.000 metros cúbicos de rocas de la montaña que llegó hasta el lecho del río Aare y desvío su curso hacia el centro del pueblo, también dañó la carretera vecinal y a algunas viviendas. “Erosionó el río. Creció el ancho del río y el agua entró a la villa. Esto fue una sorpresa”, comenta Häberle, experto en riesgos naturales.

El torrente arrastró rocas gigantescas de entre 500 a 700 toneladas. Desde entonces, se han suscitado otros deslizamientos, sobre todo en la época de verano. Para evitar el avance de la erosión se construyó un dique en río Aare.

Uno de los temores de los pobladores era que el torrente alcance el gasoducto, pero no sucedió, recuerda Daniel Bürki, presidente de la asociación de ingeniería hidráulica de Guttannen, quien trabaja en la implementación del sistema de alerta creado para mantener seguros a esa población.

El experto en riesgos naturales, Jörg Häberle, muestra cómo quedó el río Aara tras los deslizamientos de 2005, 2009, 2011 y 2012.

El derretimiento del permafrost, la nueva amenaza

Tras lo acontecido y luego de superar los daños, los pobladores y autoridades de Guttannen buscaron conocer las causas y desde hace seis años que analizan las alternativas para enfrentar la situación.

La respuesta de los expertos es que el cambio climático no solo está derritiendo los glaciares sino también el permafrost, la capa profunda del suelo permanente congelada, lo que vuelve inestable a la roca. “Esto provoca que se deslice”, señala Häberle.

Eso es lo que está pasando con el pico Ritzlihorn, de 3.282 metros de altura. “El peligro está ahí arriba”, dice el geólogo, refiriéndose al alud de rocas, grava y agua que baja de ese pico y que pone en peligro a las poblaciones de la zona. En 2012, por ejemplo, el municipio de Guttannen identificó a un grupo de viviendas que debían ser demolidas, en los siguientes años, por el inminente peligro de los constantes deslizamientos.

Bürki y Häberle dicen que en los últimos años realizan monitoreos, estudios y elaboraron mapas para conocer mejor lo que está sucediendo. A la par, en Guttannen han estado discutiendo sobre cuál es la mejor alternativa para enfrentar ese proceso natural de desprendimiento. Se plantearon dos opciones: dejar la zona y buscar otro lugar para construir sus casas y empezar de nuevo o definitivamente quedarse donde están actualmente y realizar algunas obras para estar más seguros.

Un sistema de alerta simple y eficaz

El sistema de alerta que usan en Guttannen, el cable (naranjado) que cruza el torrente del cual cuelgan las piedras que hacen de sensor.

Los pobladores de Guttannen tienen un sistema de alerta aparentemente simple y plan de emergencia. Se trata de un sensor compuesto por un cable que atraviesa todo lo ancho del torrente, está sujeto en ambas orillas, al medio del cual cuelga una piedra a unos metros del agua, a una altura en la que la subida del torrente puede ser peligrosa. Esta piedra actúa como sensor, es decir que cuando el agua o los escombros que arrastra lo toca, su movimiento es una señal de alerta.

El sensor no es infalible, “cualquier otro objeto podría activarlo al chocar con la piedra”, dice Daniel Bürki, quien explica que, precisamente, para salvar ese problema, algunos metros más abajo del cable instalaron un radar y una cámara que permiten confirmar o descartar la alerta. Las imágenes llegan directamente a los celulares de los miembros del comité de observadores, entre ellos Bürki y Häberle.

Cuando la alerta se confirma se tiene que activar el plan de emergencia diseñado para atenderla, el mismo incluye un plan de evacuación (esto depende de la gravedad del deslizamiento y crecida del río) y el cierre de la carretera de la región para lo cual se ponen en rojo los semáforos.

Bürki señala que este sistema ha captado el interés de varios países, entre ellos Perú y Pakistán donde puede ser usado porque tienen poblaciones con similares características que Guttannen.

Mirando al futuro

Daniel Bürki, presidente de la asociación de ingeniería hidráulica de Guttannen, muestra uno de los mapas que fueron elaborados en los últimos años para enfrentar el derretimiento del permafrost.

Debido a la amplia presencia del permafrost en los Alpes suizos, ese país cuenta con una oficina que coordina la Red Suiza de Control del Permafrost que se dedica al monitoreo y estudio del mismo. Desde 2008, elabora un resumen anual sobre la criosfera alpina: nieve, glaciares y permafrost. Sus últimos reportes, señalan que durante el año de observación 2016/2017 se detuvo brevemente el calentamiento del permafrost, mientras que en el año de observación 2015/2016 continuo su calentamiento.

Los habitantes de Guttannen saben lo que sucede, están conscientes de que un nuevo deslizamiento puede suceder el próximo verano o dentro de una década. Por ahora, continúan con sus actividades normales en la  escuela, en el restaurante, en el hotel y en la iglesia, así como con la crianza de ganado vacuno.

Eso sí, están preparados y participan en el monitoreo y el funcionamiento del sistema de alerta, afirman de manera coincidente Bürki y Häberle. En los últimos años se han involucrado en las actividades que tienen que ver con su seguridad, como los simulacros de evacuación que realizan con el apoyo de los bomberos. Consideran que las condiciones están dadas para no volver a ser sorprendidos por otro evento provocado por el derretimiento del permafrost.

Guttannen, sus casas y montañas con picos punteagudos que caracterizan a los Alpes suizos

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