Por Mongabay Latam
- Este primate fue descubierto en 2010 y es endémico de Colombia. Sin embargo, habita en Caquetá, uno de los departamentos más deforestados del país. Vive en una pequeña área que representa solo el 0,07 % de toda la Amazonía.
- En el área donde vive el mono Tití del Caquetá solo queda el 16,7 % de la cobertura original de bosques.
El mono Tití del Caquetá fue descubierto en 2010 y es el más reciente primate hallado en Colombia. Sin embargo, al poco tiempo de su aceptación como una nueva especie para la ciencia, se declaró en peligro crítico de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El principal problema: el exterminio sistemático de su hábitat natural por causa de la deforestación.
La tardanza para que la ciencia pudiera clasificarlo y analizarlo tuvo como principal responsable al conflicto armado en Colombia, lo que hacía extremadamente difícil y peligroso que los investigadores viajaran hasta las zonas del departamento de Caquetá donde se creía que habitaba.
Su descubrimiento
La historia de su descubrimiento inició antes de la década de los setenta cuando Martin Moynihan, un reconocido biólogo evolutivo conductual estadounidense, hizo observaciones de este pequeño mono y encontró que tenía algo diferente. Las principales anotaciones tuvieron lugar en lo que en aquella época se conocía como la Intendencia de Valparaíso y que correspondía al sur del departamento del Caquetá. Sin embargo, se estima que dichas observaciones se dieron en realidad en el actual municipio de Solita.
A pesar de las difíciles y delicadas circunstancias de orden público en el Caquetá, había científicos interesados en estudiar la rica biodiversidad de esta región. El profesor Thomas Richard Defler, primatólogo estadounidense radicado en Colombia, y un joven biólogo colombiano nacido en el departamento de Caquetá, Javier García Villalba, insistieron en el estudio del piedemonte amazónico y las llanuras aluviales del Caquetá.
Cuando las condiciones del conflicto armado en Colombia cambiaron se pudo entrar a la zona y corroborar que efectivamente se trataba de una nueva especie para la ciencia. A esta nueva especie la llamaron Plecturocebus caquetensis y comúnmente es conocido como tití del Caquetá o mico bonito.
“El nombre que se le dio es muy importante porque hace parte de nuestra identidad. Los biólogos tenemos la posibilidad de inmortalizar un nombre y eso quise hacer cuando llamé a este mico Plecturocebus caquetensis. Yo amo mi región porque soy amazónico, no llegué a la región cuando ya era biólogo, yo también soy caquetensis como el mico bonito”, expresa emocionado Javier García Villalba, uno de los científicos que descubrió la especie.
Amenazado en tiempo récord
El mico bonito del Caquetá fue declarado en peligro crítico de extinción por parte de la UICN poco después de su descubrimiento, pues no sólo es endémico de una pequeña parte del piedemonte amazónico, sino que habita en un departamento que en los últimos 10 años ha perdido más de 200 000 hectáreas de bosque, un área similar a la de un país como Luxemburgo, según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM).
El enorme problema es que el hábitat de este primate es tan restringido que se estima en apenas 4029 km2. Sin embargo, “cerca del 20% de esta pequeña área de distribución del mico bonito tiene bosques en pie. Es decir, de esos 4029 km2, sólo 893 son bosques… y la deforestación avanza”, asegura el biólogo Javier García Villalba.
Los 4029 km2 que conforman el área de distribución del tití del Caquetá son un área similar a cuatro veces el área de Bogotá o dos veces el área de Lima. Por su parte, los 893 km2 que aún permanecen con bosque tienen un tamaño similar a la isla de Dominica en el Caribe. Esto pareciera un territorio extenso solo hasta que se compara con la totalidad de la Amazonia en Colombia que es de 483 119 km2. En otras palabras, el hogar del mico Tití del Caquetá representa tan sólo un 0,83% de la Amazonia en Colombia y solo un 0,07% de la Amazonia del continente.
Para Iván Darío Melo Cuéllar, subdirector de Corpoamazonía, la esencia del problema “está en la articulación, tenemos que atacar los casos de fondo. Cuando se sabe que el 45% de la deforestación está asociada al acaparamiento de tierras no se puede mirar hacia las corporaciones y pretender que la solución esté sólo en ellas. La solución debe ser integral entre todos los actores, porque hay quienes están en Cali, Bogotá o Medellín auspiciando el acaparamiento de tierras para convertir esto en potreros y sembrar matas de coca. En realidad son mafias las que intentan apoderarse del territorio”.
Un llamado de auxilio
Para Edersson Cabrera Montenegro, coordinador del programa de monitoreo de bosques del IDEAM, uno de los más grandes agravantes es que en el área de distribución del tití del Caquetá no hay ningún área del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. No hay Parque Nacional, ni Santuario de Flora y Fauna, ni Reserva Nacional, ni Área Nacional Única que salvaguarde la presencia de la especie.
Por su parte, el Plan de Acción de Corpoamazonía no contempla entre sus Áreas de Importancia Estratégica ninguna que incluya alguna zona que pertenezca a los 4029 km2 donde habita el tití de Caquetá. Según este documento público, la Corporación prioriza sus esfuerzos actualmente en las Sabanas del Yarí, que conectan la llanura con la zona del Parque Nacional Natural Los Picachos, para evitar que se rompa la conectividad entre las sabanas amazónicas y la región andina.
No hay duda que se requiere ayuda y apoyo del gobierno central en el área de distribución de este mono, endémico de Colombia y con el área de distribución más reducida entre todos los primates del país. “Enviamos una carta firmada por los alcaldes y gobernadores de la jurisdicción, pidiéndole al señor Presidente de la República que se redoblen los esfuerzos para poner en marcha una estrategia de choque que permita frenar la deforestación en la Amazonia”, afirmó Iván Darío Melo Cuéllar, subdirector de Corpoamazonía.
El funcionario afirma que la Corporación tiene una jurisdicción de 22,5 millones de hectáreas atendidas solo por 62 funcionarios. Muchos de ellos son conductores, secretarias y personal administrativo, “entonces no es que en la Corporación seamos ineficientes, es que contamos con recursos insuficientes”. Según dice, en el departamento del Putumayo (fronterizo con Ecuador y también con el área de distribución del Tití del Caquetá) solo cuenta con la directora territorial que cumple funciones técnico-administrativas, un profesional especializado y dos técnicos. En otras palabras, son cuatro personas ejerciendo control y vigilancia sobre un territorio de 24 885 km2, un área más grande que la de un país como El Salvador.“¿Qué gobernanza puede tener uno sobre un territorio de ese tamaño con una planta de personal como esta?”, se pregunta el funcionario.
*Foto de portada: Javier García, Fundación Herencia Natural.
Fuente: Mongabay Latam