Por Doly Leytón Arnez
Entre los enseres más preciados de doña Lupe -tímida, morena de ojos rasgados de color negro y madre a tiempo completo- están sus galones. Son de un plástico resistente, con la capacidad para almacenar unos cinco litros, tienen un aspecto desgastado, color blanco o al menos ese era su tinte original ya que ahora lucen un tono tierra por el constante trajín. Estos objetos son los elementos que usa a diario para recolectar agua del Río Grande y llevar a su casa en la comunidad de Yumao, que está ubicada en el municipio de Cabezas en el departamento de Santa Cruz.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que las fuentes de agua deben encontrarse a menos de mil metros del hogar y que el tiempo de recolección no debería superar los 30 minutos. Sin embargo, doña Lupe Cuéllar, madre de cuatro niños, de entre 6 y 13 años, recorre al menos ocho kilómetros a diario para recoger agua del río.
Los horarios escogidos para este cometido son aquellos cuando el sol aún está tímido, aunque en el Chaco boliviano, donde está ubicada esta comunidad, la temperatura supera fácilmente los 45 grados centígrados y el calor solar se siente con intensidad casi a toda hora. Las pieles tostadas de los habitantes de esta zona son el testigo mudo del asolador clima.
Pero a doña Lupe, al igual que a su hijos Gustavo (5), Luis Fernando (9), Edwin (11), Roberto Carlos (12), lo último que le preocupa es tomar previsiones para cubrir su rostro con gorras o quizás buscar camisetas largas para evitar los rayos del sol. Todos ellos, antes de salir preparan en primer lugar sus galones “blancos”: esos objetos preciados que devoran los chorros de agua que introducen los niños o doña Lupe, entre risas y jugueteos durante la tarea más elemental de sus días.
Al igual que esta familia, los demás comunarios de Yumao y de otros pueblos chaqueños que carecen de conexiones de agua potable, destinan entre tres a cuatro horas diarias para esta labor. Mientras los varones trabajan la tierra o están de pesca para proveer el sustento de sus familias, son las mujeres y niños los que emplean más tiempo para el traslado de los bidones llenos desde las riberas hasta sus casas.
Una persona necesita entre 50 y 100 litros de agua por día para garantizar sus necesidades básicas y un adicional de dos litros de agua salubre al día para la preparación de sus alimentos. En Yumao una persona debe cubrir sus necesidades básicas con un promedio de apenas 13 litros de agua diarios, 37 litros menos que el mínimo establecido por la OMS; además, deben realizar un sacrificio extraordinario para conseguir el líquido vital.