Un nuevo estudio revela que las plantas y los animales son notablemente similares en sus respuestas a las condiciones ambientales cambiantes.
Por RAI
A pesar de las diferencias fundamentales en su biología, las plantas y los animales son sorprendentemente similares en cuanto a la forma en que han evolucionado en respuesta al clima en todo el mundo, según un nuevo estudio publicado en la revista científica Nature Ecology and Evolution.
Las plantas y los animales son fundamentalmente diferentes en muchos aspectos, pero uno de los más obvios es la forma en que manejan la temperatura.
“Cuando hace sol y calor donde están en un momento dado, la mayoría de los animales pueden simplemente moverse para encontrar algo de sombra y refrescarse”, dijo el autor principal del estudio John J. Wiens, profesor de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Arizona, Estados Unidos. “Las plantas, por otro lado, tienen que quedarse donde están y tolerar estas temperaturas más altas”.
El investigador, en conjunto con Hui Liu y Quing Ye del Jardín Botánico del Sur de China, Wiens analizó los datos climáticos de 952 especies de plantas y 1.135 especies de vertebrados. Incluyeron muchos grupos importantes de plantas con flores, desde robles hasta orquídeas y pastos, y todos los grupos principales de vertebrados terrestres, incluyendo ranas, salamandras, lagartos, serpientes, tortugas, cocodrilos, aves y mamíferos.
El equipo utilizó datos climáticos y árboles evolutivos detallados para probar 10 hipótesis sobre las condiciones de temperatura y precipitación en las que está presente cada especie y cómo éstas cambian con el tiempo entre las especies. Este conjunto de condiciones se conoce también como el “nicho climático” de cada especie.
El nicho climático de una especie refleja dónde puede vivir, explicó Wiens – por ejemplo, en los trópicos frente a la zona templada, o al nivel del mar frente a la cima de una montaña – y cómo responderá al cambio climático.
Una especie con un amplio nicho climático puede variar ampliamente a través de varias condiciones diferentes y puede ser especialmente resiliente al cambio climático. Por otra parte, una especie con un nicho estrecho puede tener una distribución pequeña y puede ser especialmente vulnerable al cambio climático. La comprensión de los nichos climáticos es de importancia crítica para responder a muchas de las preguntas más fundamentales y urgentes de la ecología y la evolución.
Para las 10 hipótesis que los autores probaron, encontraron que las plantas y los animales mostraban patrones similares de evolución de los nichos. Por ejemplo, en promedio, cada especie vegetal y animal vive en una amplitud similar de condiciones ambientales. La amplitud de las condiciones en las que vive cada especie también cambia de la misma manera en todo el mundo en ambos grupos, tanto para las especies vegetales y animales de las regiones tropicales que se encuentran en un estrecho rango de temperaturas, como para aquellas que se encuentran en las zonas templadas, ambas toleran un amplio rango de temperaturas. Además, los nichos climáticos de plantas y animales cambian a ritmos similares a lo largo del tiempo.
Estos resultados pueden ayudar a explicar muchas pautas fundamentales de la naturaleza. Por ejemplo, diferentes conjuntos de especies de plantas y animales tienden a estar presentes a diferentes elevaciones, que difieren en temperatura y precipitación. En el sudoeste de los Estados Unidos, por ejemplo, diferentes elevaciones albergan diferentes conjuntos de especies de plantas y animales, desde los desiertos de baja altitud hasta los pastizales, pasando por los bosques de robles, los bosques de pinos y los bosques de abetos en las elevaciones más altas.
“Dado que cada especie vegetal y animal tolera una amplitud similar y limitada de condiciones climáticas – en promedio – te encuentras con diferentes conjuntos de especies tanto vegetales como animales en diferentes elevaciones a lo largo de la ladera de una montaña”, explicó Wiens.
Estos hallazgos también pueden ayudar a explicar por qué diferentes conjuntos de especies se dan en regiones templadas y tropicales en ambos grupos, y por qué las plantas y los animales tienden a tener puntos elevados de biodiversidad y un alto número de especies en los mismos lugares – por ejemplo, las montañas de los Andes de América del Sur.
El estudio también sugiere cómo el futuro cambio climático podría afectar a las especies vegetales y animales.
“El hallazgo de que las plantas y los animales tienen una amplitud de nichos y tasas similares puede ayudar a explicar por qué las extinciones locales a causa del cambio climático se han producido con frecuencias similares en plantas y animales hasta ahora, y por qué se predicen niveles similares de extinción de especies para ambos grupos en el futuro”, dijo Wiens. “Las especies con nichos más amplios y tasas más rápidas pueden tener mayor capacidad de sobrevivir al cambio climático en los próximos 50 años, y las amplitudes y tasas de los nichos son muy similares entre las plantas y los animales en general”.
Además, el hallazgo de que las especies están adaptadas a un rango más estrecho de temperaturas en los trópicos ayuda a explicar por qué se predice una mayor frecuencia de extinciones allí que en la zona templada, a pesar de que el calentamiento puede ser similar o incluso mayor en latitudes más altas.
Los autores también descubrieron que, tanto en las plantas como en los animales, las especies parecen tener más dificultades para adaptarse rápidamente a temperaturas más cálidas y a condiciones más secas que a condiciones más frías y húmedas. Por lo tanto, tanto las plantas como los animales pueden tener una dificultad particular para adaptarse al aumento de las temperaturas y a las sequías relacionadas con el calentamiento global.
Foto de portada: Una rana de hoja mexicana, fotografiada cerca de Álamos, México. Se descubrió que tanto las especies vegetales como las animales de los trópicos, como esta rana, se encontraban en un rango de temperaturas más estrecho que las especies templadas, lo que puede hacer que las especies tropicales sean mucho más vulnerables al cambio climático. Créditos: John J. Wiens