Por Yvette Sierra Praeli / Mongabay Latam
- Más de dos millones de hectáreas de cobertura se han perdido en Bolivia como consecuencia de los incendios forestales.
- El biólogo y experto en el bosque seco chiquitano, Roberto Vides-Almonacid, conversó con Mongabay Latam sobre las causas y consecuencias de los incendios forestales en su país.
Roberto Vides-Almonacid es una de las voces más autorizadas para hablar del bosque seco de la Chiquitanía, el único de esa magnitud en Sudamérica y uno de los más grandes en esas condiciones del mundo, que lamentablemente han sido los más afectados durante los incendios forestales que se han presentado en Bolivia este año.
Vides-Almonacid –experto en ciencias biológicas y en manejo de vida silvestre– lamenta que solo en Santa Cruz ya se hayan perdido alrededor de un millón de hectáreas de estos espacios forestales únicos, pero lo que más le preocupa es que, de continuar esta tendencia, en dos décadas se perdería la mitad de lo que aún queda.
En conversación con Mongabay Latam, el director de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) habla de la emergencia que aún persiste, de lo que se está perdiendo con los incendios forestales, de los intereses detrás de esta tragedia y de la poca capacidad de respuesta del gobierno boliviano.
¿Continúa la emergencia por los incendios forestales en Bolivia?
Sí, aún sigue la emergencia en tres frentes. Uno muy grande de 40 kilómetros de ancho que está consumiendo la zona norte de lo que sería el bosque chiquitano. Hay otro en el sur, en el Parque Nacional Kaa Iya del Gran Chaco sudamericano, cerca de la frontera con Paraguay. Además ha comenzado el fuego en el Área Natural de Manejo Integral San Matías que involucra parte del bosque chiquitano, del pantanal y parte de sabana.
¿Continuarán los incendios?
Según la predicción que hicimos en el laboratorio del sistema de información geográfica de la fundación, las próximas dos semanas de setiembre podría ser un momento aún más crítico por las condiciones favorables para los incendios que se presentan. Esto significa que, si alguien prende un fuego y se expande, el daño puede ser mayor a lo que ha ocurrido hasta ahora.
¿Por qué ocurrieron los incendios forestales este año?
Son varios los factores. En primer lugar, el 2019 ha sido uno de los años más calientes de la historia a nivel global, desde que se tiene registro. Además, por efectos del ciclo de los fenómenos El Niño y La Niña ha sido un año muy seco en la Amazonia y la Orinoquía, en el Pantanal y en el bosque chiquitano, entre otros lugares. Entonces, el cambio climático es un factor importante que está incidiendo en estas regiones donde se presentan seis meses de déficit hídrico, que además se está agudizando, pues los períodos de sequía son cada vez más extensos.
El segundo factor tiene que ver con el uso de técnicas del fuego mal aplicadas y en condiciones que no son adecuadas en las áreas productivas. Y una tercera causa tiene que ver con procesos de apertura del bosque como consecuencia de nuevas colonizaciones y de los empresarios, sobre todo brasileños, que presionan para ocupar el bosque y las áreas de sabana para la producción de ganado. Esto se presenta porque en Bolivia el costo de la tierra es mucho menor que en Brasil. Además, el Gobierno ha pactado con China para exportar miles de toneladas de carne, es más, mientras ocurrían los incendios, el gobierno anunció con bombos y platillos el plan de exportación de carne a China.
¿Existen otros intereses detrás de los incendios?
Las raíces más profundas tienen que ver con otros dos factores. Una de ellas es una política electoralista. La zona rural del oriente de Bolivia está bastante despoblada con ciudades que no pasan de 30 000 o 40 000 habitantes, y la mayoría de la gente ha sido simpatizante de la Gobernación de Santa Cruz, una tendencia política contraria al Gobierno central.
Desde hace varios años hubo un proceso de colonización para mejorar las condiciones de vida de los campesinos del occidente, pero en realidad la razón última ha sido modificar el equilibrio demográfico electoral en la región, de tal modo que se incremente el número de votantes del partido oficialista. Para dar un dato, hace 20 años podíamos decir que había alrededor de 200 a 300 comunidades de indígenas chiquitanas y de otras etnias, ahora hay 1000 comunidades más y esas comunidades provenientes del occidente significan un cambio en la estructura demográfica y obviamente en la ocupación del territorio. Pero también están los grandes poderes económicos que conviven con el Gobierno central y con los intereses del Gobierno local fuertemente vinculados a la industria y al poder político.
¿Quiénes se benefician con lo que está pasando?
Se benefician, en primer lugar, los agroindustriales que ya tienen fuertes inversiones en Bolivia. La ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria indica que la máxima superficie que un privado puede tener es de 5000 hectáreas, entonces los grandes agroindustriales compran 10, 15 o 20 propiedades con nombres de distintas personas. Existe un caso de un solo propietario de origen brasileño que tiene 80 000 hectáreas y 60 000 cabezas de ganado ¿cómo se explica eso? También se benefician los grandes grupos exportadores de soya. Y el tener ahora un enorme mercado de carne boliviana en China es un enorme incentivo, con grandes beneficios.
Dos millones de hectáreas perdidas
¿Cuáles serán los efectos de los incendios forestales en Bolivia?
Tenemos datos preliminares de que han sido afectadas alrededor de 2.1 millones de hectáreas en todo Bolivia. El Gobierno lo minimiza porque en el año 2010 se afectaron más de tres millones de hectáreas por los incendios forestales. Pero solo en Santa Cruz calculamos que 1.3 millones de hectáreas han resultado quemadas y de ellas, alrededor de 900 000 corresponden a cobertura de bosque. Hace 10 días hicimos una primera estimación de pérdida económica, cuando se estaban quemando alrededor de 500 000 hectáreas de bosques. En ese momento consideramos las especies maderables con valor comercial que son alrededor de 13 o 14, y estimamos cuántos metros cúbicos de estas especies puede haber en una hectárea.
Sobre esa base calculamos 1100 millones de dólares de pérdidas en madera que Bolivia podría aprovechar en los próximos años a partir de estos bosques productivos y en buenas condiciones. Y esto está subvaluado, porque lo que se pierde en una hectárea no son estas especies maderables sino también reservas de carbono, una enorme biodiversidad y fertilidad del suelo, se emiten gases de efecto invernadero y se degrada la capacidad ecosistémica, la regulación de los ciclos hidrológicos. El daño de una hectárea no solamente tiene que ver con efecto económico, sino un daño enorme a la biodiversidad y a la funcionalidad de los ecosistemas.
¿Qué pasa con las especies endémicas?
Solamente en las áreas que son más abiertas del bosque chiquitano, que corresponde al Cerrado, hablamos de 55 especies endémicas, que no sabemos si han sobrevivido a estos incendios. En fauna hay especies de reptiles y anfibios y de micro mamíferos que también son endémicas y de las que hemos visto fotografías de animales calcinados, y hay una inmensa lista de invertebrados que son fundamentales como polinizadores, controladores de plagas, recicladores y recuperadores de nutrientes del suelo que no están adecuadamente registrados. Pero hay muchas especies emblemáticas que están en riesgo o en peligro de extinción como por ejemplo el jaguar y otros grandes predadores, porque al disminuir la disponibilidad de sus alimentos se dispersan o se reduce el número de su población. Este daño todavía no está evaluado.
Quiero destacar que desde hace algunos años, desde la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se estuvo promoviendo la lista roja de los ecosistemas, con la misma lógica de las especies en peligro y justamente el área piloto de esta evaluación corresponde a la parte sur de la Chiquitanía, donde ocurrieron los mayores impactos de estos incendios. No sabemos hoy cuál será el resultado del fuego sobre estos ecosistemas que ya estaban en condiciones críticas.
¿De qué cantidad de la cobertura del país afectada estamos hablando?
Bolivia tiene alrededor de 110 millones de hectáreas y vamos por 2.1 millones de hectáreas quemadas, que en términos territoriales son un 2 % aproximadamente. La pregunta es qué tipo de ecosistema se está afectando. No es lo mismo que se afecte un millón de pastizales a un millón de bosques, hay una diferencia enorme en términos ecológicos y económicos.
Un bosque que no se recupera
¿La mayor cantidad de pérdidas ha sido en bosques?
Actualmente sí. Por ejemplo, para Santa Cruz, alrededor del 43 % ha sido dentro de áreas protegidas.
¿Es posible que se puedan recuperar esos bosques?
Al hablar de un millón de hectáreas de bosques que han sido afectados es imposible recuperar en términos físicos a través de las acciones del hombre. Hacemos una estimación de que probablemente el 80 % de toda esta superficie debe ser protegida, es decir, evitar de que haya reincidencia del fuego, evitar asentamientos en esas áreas que han sido afectadas, en algunos casos hacer clausura en áreas de reserva de acuíferos y una parte de toda esta superficie debe requerir algún tipo de restauración asistida. En las áreas protegidas en particular hay que identificar no sólo el porcentaje sino dónde y qué tipo de ecosistemas se han quemado, así como qué tanto afectan la conectividad. Se ha quemado casi un millón de hectáreas en el bosque chiquitano, pero existen todavía entre 10 a 12 millones de hectáreas. Sin embargo, si se mantienen las tendencias de cambio de uso de suelo, dentro de 20 años solamente quedará la mitad de este bosque, es decir, unos 5 millones de hectáreas. Por eso decimos que el árbol quemado no nos impida ver el bosque que todavía nos queda.
¿Hacia dónde nos está llevando estas pérdidas de bosque?
Si se hace todo lo que se tiene que hacer vamos a tener una recuperación aceptable a mediano y largo plazo, pero distinta en composición y estructura. Estamos hablando solamente de árboles de más de 260 especies, entonces, cuando hay un impacto de ese tipo, el patrón de recuperación no es coherente con lo que se denomina mantener poblaciones mínimas viables por mil años. Esos bosques nunca se van a recuperar como eran originalmente. Lo que se ha perdido, perdido está, no se recupera.
¿Por qué tomó tanto tiempo atender el fuego?
No se pudieron apagar los incendios porque no había capacidad instalada. La respuesta ha sido lenta porque la capacidad instalada no pudo dar respuesta a tiempo a lo que estaba sucediendo. Y el Gobierno no quiere reconocer que realmente la situación se ha desbordado, por lo tanto la ayuda internacional ha sido limitada.
Imagen principal: Los incendios forestales han destruido más de dos millones de hectáreas de cobertura vegetal y boscosa en Bolivia. Foto: Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano.
Fuente: Mongabay Latam