Por *Huáscar Bustillos Cayoja
En Bolivia tenemos al representante más grande del grupo de los armadillos o tatuses, se trata del pejichi (Priodontes maximus), este tiene relación directa con los perezosos y osos hormigueros. Este imponente mamífero pertenece al orden Xenarthra y a la familia Dasypodidae, la que incluye al resto de los armadillos. La cabeza y el rostro son bastante alargados y las extremidades delanteras poseen uñas largas y robustas, que le otorgan la capacidad de realizar profundas cuevas con gran rapidez y facilidad. La mayor de estas uñas mide aproximadamente unos 25 centímetros. La cola, al igual que las patas, se encuentra cubierta por placas dérmicas pentagonales.
El caparazón cubre casi todo el cuerpo del animal (dorso, cola y extremidades). El cuerpo es bastante móvil gracias a que la coraza presenta numerosas bandas móviles. Las orejas son pequeñas, pero el escudete cefálico cubre casi toda la cabeza, otorgándole protección. Su coloración general es pardo/plomiza oscura, con el caparazón con un borde más claro y bien delimitado en los lados.
El pejichi es un mamífero estrictamente sudamericano, habita selvas tropicales y subtropicales, sabanas arboladas, ambientes transicionales y planicies de inundación. En Bolivia se encuentra oficialmente distribuido en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, La Paz, Cochabamba y se lo encuentra desde los 100 msm hasta los 1.654 msm.
Solitario, altamente fosorial (que cava madrigueras) y mayormente nocturno, el pejichi sale de su cueva sólo para conseguir alimento o buscar pareja, es por este hábito que es muy difícil su observación en campo. Sin embargo, es un excelente merodeador e incluso nadador. El pejichi no solo usa sus fuertes garras para construir madrigueras o alimentarse sino también como medio de defensa; cuando se siente amenazado puede elevarse del suelo levantando las garras delanteras, se sienta balanceándose en las enormes patas traseras y la cola, levantando su hocico para husmear el aire emitiendo un ruido parecido al de un trueno, mientras busca a la fuente de peligro (Emmons & Feer 1997). Otra estrategia de defensa pasiva que adopta esta especie es que en caso de persecución, o al encontrarse acorralado, intenta huir cavando, aferrándose firmemente al sustrato con sus poderosas garras, haciendo casi imposible sacarlo de allí.
El pejichi tiene un tamaño de hasta 150 cm, incluyendo la cola, y un peso que oscila entre los 28 y 60 kilos, aunque puede llegar a 80 en cautiverio. Su alimentación se basa principalmente en insectos, consume mayormente hormigas y termitas. Pero también puede presentar cierto grado de variación alimenticia, en la amazonia de Bolivia se ha evidenciado en base a contenidos estomacales que este animal puede consumir higos silvestres o alguna fruta predominante de estación, como también incluir pequeños vertebrados como ratones , serpientes o carroña (Wallace y Painter,2013).
En el Zoológico Municipal de Fauna Sudamericana “Noel Kempff Mercado” se han realizado análisis con respecto a los aspectos nutricionales de esta especie y se ha determinado que los individuos en cautiverio tienen una deficiencia de vitamina K, lo que le provoca ciertos problemas de coagulación al momento de sufrir alguna herida. Esto se soluciona incluyendo este nutriente vitamínico en su dieta.
Otro aspecto ecológico del pejichi, es su rol como ingeniero y modificador positivo del ecosistema, ya que al ser un animal grande genera una gran interacción y modificación de su entorno por medio de sus madrigueras. Su gran peso y tamaño le ayudan a cavar en terrenos bastante duros, donde otros armadillos no lo pueden hacer y de esta manera aprovecha fuentes de alimento no utilizadas. Las madrigueras abiertas aportan al intercambio gaseoso en los suelos, además de brindar protección y refugio a más de 20 especies de animales, entre ella destacan los chanchos de monte (Tayassu y Catagonus) y casi todos los otros armadillos (Dasypus,Euphractus, Tolypeutes).
Otro rol atribuido a este animal es la diseminación de las semillas que ingiere ya que puede desplazarse entre 1 a 7 km al día (Silveira et al .,2009) en busca de alimento, reproducción o refugio.
Estado de Conservación y amenazas
El pejichi está clasificado como vulnerable ante la IUCN . Entre los principales factores de presión que atentan a su conservación están: la presión de cacería por el consumo ocasional de su carne; aspectos sociales, como la escasa capacidad económica de los pobladores locales, que constituyen un estímulo para buscar nuevas fuentes de proteína animal alternativa a la del ganado. Otro factor interno cultural es el sentido de “status” que confiere al cazador exhibir un caparazón de pejichi; esta práctica simboliza prestigio y, de cierta manera, acredita al cazador ante su comunidad. La Pérdida de hábitat, la constante expansión de la frontera agrícola y la deforestación de reservas naturales con o sin categorías de protección, atentan también directamente para la supervivencia de esta especie en Bolivia.
Por tal motivo, es necesario generar programas específicos de educación ambiental, investigación y conservación del pejichi, ya que en Bolivia tenemos todavía poblaciones viables de esta especie, de las que se necesitan mayores estudios sobre su ecología e historia natural.
* Acerca del autor. Huáscar Bustillos es biólogo especialista en las temáticas de Ecología e Investigación ecosocial con más de ocho años de experiencia profesional. Ha dictado cátedras y cursillos dentro y fuera de Bolivia. Ha combinado la investigación científica, con la escritura, logrando publicar en revistas internacionales y en los periódicos mas importantes del país. Actualmente se dedica a la consultoria independiente y a la realización de programas de investigación, relacionadas con las temática de biodiversidad y pueblos indígenas.