El Plasmodium simium, parásito que causa malaria entre monos, infectó a cincuenta personas en Rio de Janeiro, en la región de la Mata Atlántica, entre 2015 y 2016.
El hallazgo, publicado en la revista The Lancet Global Health, fue realizado por un equipo de investigadores de la Fundación Oswaldo Cruz de Río de Janeiro.
La Mata Atlántica es un tipo de selva tropical que alberga bosques de alta densidad y abarca el Sur y Sudeste de Brasil, donde vive el 70 por ciento de la población del país.
“No es algo alarmante porque todo indica que la enfermedad no se transmite de persona a persona y la tasa de transmisión es baja”.
Ricardo Gazzinelli, Fiocruz
Los primeros casos confirmados de transmisión de malaria de monos a humanos fueron reportados a inicios del 2000, en el sudeste asiático. Río de Janeiro es la segunda región del mundo en registrar este tipo de transmisión.
La mayoría de casos de malaria se da en la Amazonia — explica Anielle de Pina-Costa, coautora del estudio — y es causada por el parásito Plasmodium vivax, transmitido a las personas por la picadura de mosquitos como el Anopheles darlingi.
Pero tras las pruebas de ADN en la sangre de personas infectadas en Río de Janeiro, el equipo detectó que la enfermedad era del tipo simium y no vivax.
“Los casos estaban siendo diagnosticados de forma imprecisa porque no había herramienta adecuada para hacer la diferenciación entre los parásitos, que son muy parecidos”, observa Cristiana Brito, también coautora del estudio.
Para superar esta dificultad, los expertos de Fiocruz mejoraron la técnica desarrollada por Richard Culleton, jefe de la unidad de estudios sobre malaria de la Universidad de Nagasaki, Japón.
“La malaria de la Mata Atlántica de tipo simium es relativamente más benigna que la amazónica, de tipo vivax. Estamos investigando para saber si la simium corresponde a una variación de la vivax o si es un tipo totalmente nuevo “, señala Brito.
Ambas malarias tienen síntomas similares: fiebre alta, taquicardia, escalofríos, dolores de cabeza y musculares, aunque los de la simium son más benignos que los de la vivax. El tratamiento también es similar, con una combinación de antimaláricos como cloroquina y primaquina.
“No es algo alarmante porque todo indica que la enfermedad no se transmite de persona a persona y la tasa de transmisión es baja”, dice Ricardo Gazzinelli, investigador de la Fiocruz, no ligado al estudio. Sin embargo, admite que el hecho de que los primates no presenten síntomas “dificulta los esfuerzos de eliminación de la enfermedad”.