Por Rodrigo de Oliveira Andrade / SciDev.Net

  • Más de 100 investigadores elaboran informe que muestra que invertir en biodiversidad es rentable
  • Documento puede ser usado como herramienta para la toma de decisiones en materia ambiental
  • Es publicado en momento crucial para los ecosistemas brasileños ante el cambio de gobierno

[SÃO PAULO] Brasil podría fomentar su prosperidad socioeconómica, reducir las tasas de pobreza y desigualdad, y crear miles de nuevos empleos si invirtiera en la protección de las plantas y animales que son vitales para la producción de alimentos, agua limpia y captura de carbono.

Estas conclusiones constan en un informe firmado por más de 100 investigadores de diversas disciplinas pertenecientes a la Plataforma Brasileña de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (BPBES, en Inglés), creada en 2012 para organizar el conocimiento científico sobre la biodiversidad y ayudar a los tomadores de decisiones a diseñar estrategias para mantener la integridad de los ecosistemas.

Lanzado en vísperas de la decimocuarta reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica, que se está realizando del 17 al 29 de noviembre en Sharm El-Sheik, Egipto, el documento destaca la gama de oportunidades que se abren para el país asociadas a la inversión de un modelo sostenible de desarrollo económico y a la conservación de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos, en otras palabras: cómo contribuyen los bosques a las actividades humanas.

El informe estima que Brasil alberga el 20 por ciento de la biodiversidad mundial, lo que incluye casi 42.000 especies de plantas y aproximadamente 9.000 vertebrados.

Añade que de los 141 tipos de cultivos agrícolas del país, al menos 85 dependen de la polinización animal, especialmente de las abejas. Además, 245 especies de su flora son la base de productos cosméticos y farmacéuticos, y 36 especies botánicas nativas están registradas como fitoterápicas.

“Creo que este informe hará que la comunidad internacional sea más consciente de la riqueza ambiental de Brasil, permitiéndole presionar al nuevo gobierno para que cumpla con los compromisos asumidos por los gobiernos anteriores”.
Cristina Banks-Leite, bióloga brasileña del Imperial College de Londres, Reino Unido.

“Brasil aún tiene el 40 por ciento de su cobertura vegetal original y 55 millones de hectáreas de tierra degradada por el ganado que podría revertirse en plantaciones, evitando más deforestación”, dice a SciDev.Net el ingeniero forestal Fábio Scarano, uno de los coordinadores de BPBES.

Los investigadores estiman que el 40 por ciento de su cobertura vegetal se ubica en el 7 por ciento de los municipios del país, donde vive el 13 por ciento de la población más pobre de Brasil.

Según el documento, en otros municipios, la conversión de la cobertura vegetal en áreas de plantaciones agrícolas o pastizales no se ha traducido en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población ni en un aumento del Índice de Desarrollo Humano de sus residentes.

“La pérdida de biodiversidad inducida por el cambio de los ecosistemas nativos y el uso insostenible de los recursos naturales puede socavar una serie de procesos esenciales para el bienestar humano”, advierte Scarano.

Una de las múltiples caídas de agua del circuito turístico Ruta del Muriqui en Minas Gerais. Crédito: Prefectura de Belo Horizonte.

Mientras tanto, dice a SciDev.Net, las oportunidades para usar sosteniblemente la biodiversidad brasileña con el fin de promover el desarrollo económico y social se enfrentan a obstáculos críticos.

Algunos desafíos incluyen garantizar el cumplimiento de las leyes existentes por medio de mecanismos regulatorios y de incentivos en línea con los compromisos generales de sostenibilidad asumidos por el país, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica —cuyo objetivo es reducir la pérdida de biodiversidad del planeta entre 2011 y 2020— y el Acuerdo Climático de París, aprobado en 2015.

“Brasil tiene mucho que hacer en relación a la expansión de las áreas de protección ambiental y la recuperación de tierras abandonadas”, prosigue Scarano, quien también es presidente de la Fundación Brasileña para el Desarrollo Sostenible, una organización sin fines de lucro que apunta a promover iniciativas para el desarrollo de soluciones para la sostenibilidad, adaptación y resiliencia de los centros urbanos.

Explica que lograr el 30 por ciento de la cobertura de vegetación del bosque atlántico y mantener la integridad de las comunidades de vertebrados esenciales para el funcionamiento del ecosistema costaría anualmente alrededor de US$120 millones (R$ 445 millones), menos del 0.01 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) anual de Brasil.

Cristina Banks-Leite, bióloga brasileña del Imperial College de Londres, Reino Unido, quien calculó los costos económicos de mantener el 30 por ciento del bosque atlántico, dice que el informe presenta el estado del arte del conocimiento científico sobre la conservación ambiental en Brasil y que, como tal, podría usarse ampliamente como una herramienta de toma de decisiones.

Agrega que el documento ha sido publicado oportunamente, ya que el plan de gobierno del presidente electo Jair Bolsonaro parece que se va a abolir la protección del medio ambiente y exacerbar los riesgos vinculados a la explotación no regulada de la Amazonía, poniendo los intereses comerciales a corto plazo por delante del mayor sumidero de carbono terrestre del mundo, las comunidades indígenas y los ricos ecosistemas.

“Creo que este informe hará que la comunidad internacional sea más consciente de la riqueza ambiental de Brasil, permitiéndole presionar al nuevo gobierno para que cumpla con los compromisos asumidos por los gobiernos anteriores”, señala a SciDev.Net.

Durante su campaña, Bolsonaro, que es ex capitán del ejército, prometió que fusionaría los ministerios del Medio Ambiente con el de Agricultura para garantizar que la producción tenga prioridad sobre la protección. Una vez electo, dio a entender que podría reconsiderar la decisión.

“La biodiversidad y los servicios ecosistémicos aún son percibidos por la mayoría de las personas y por aquellos en el poder como un obstáculo para el proceso de desarrollo socioeconómico, cuando, de hecho, constituyen la base para ganar competitividad en un entorno global”, sostiene.

Foto de portada: Vista aérea de la reserva de biósfera del bosque atlántico. Crédito de la imagen: Marcos Leone/ ICLEI América do Sul

> Enlace al documento completo en este enlace.

Fuente: SciDev.Net

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