Por RAI
Cada año se talan dos millones de hectáreas de bosques amazónicos por medio de la tala selectiva, emitiendo 90 gigatoneladas de carbono (CO2) a la atmósfera. Un estudio reveló el papel clave que tienen los árboles supervivientes en el rebrote del bosque y el potencial de recuperación de CO2 post-perturbación.
Una investigación publicada en la revista eLife, un journal de acceso abierto que publica investigación científica, evaluó la dinámica de absorción de carbono (CO2) que tienen ciertas partes de la Amazonia después de que el bosque haya pasado por la tala selectiva, una práctica donde sólo los árboles más valiosos y grandes son talados.
La Amazonia es el bosque tropical más grande del mundo, y además es el hogar de una gran variedad de plantas y vida silvestre. Estos bosques tropicales también juegan un papel importante en el almacenamiento del carbono, un componente fundamental de toda la vida en la Tierra. Ciertas formas de carbono, como el gas dióxido de carbono, contribuyen al cambio climático, es por ello que los investigadores quieren entender qué factores afectan la cantidad de carbono almacenado en las selvas tropicales.
Los seres humanos selectivamente aprovechan ciertas especies de árboles de la selva amazónica que producen madera con valor comercial. Esta “tala selectiva” resulta en la pérdida de carbono almacenado de la selva tropical, pero la pérdida puede ser compensada en el mediano a largo plazo si se deja que el bosque se regenere. Es así, que la publicación científica indica que los nuevos árboles y los árboles que sobrevivieron a la tala, crecen para llenar los vacíos dejados por los árboles que fueron talados.
Los hallazgos de los investigadores destacan que estos árboles juegan un papel clave en la recuperación del carbono ya que las emisiones causadas por los árboles talados se anulan en el mediano plazo, gracias a que los árboles restantes (los que no son talados) y los árboles jóvenes, que se regeneran naturalmente después de la tala, asimilan de nuevo este carbono atmosférico.
Para la investigación, los investigadores utilizaron modelos de computadora que evaluaron el potencial que tienen los árboles para el almacenamiento de CO2 en un período de 10 años. Esto lo hicieron en 133 parcelas alrededor de 13 regiones del Amazonas. De esa manera, encontraron que los árboles en los sitios del norte recuperaron su capacidad de almacenamiento de CO2 poco después de la tala, y lo hicieron más rápido que los bosques del sur de Amazonas.
Los autores de la investigación creen que los árboles en los bosques de la parte norte de la selva amazónica crecen más rápido que los del sur, donde el clima es menos favorable –y este crecimiento aumenta la capacidad de almacenamiento de carbono –porque tienen un suelo más rico y un ambiente más húmedo.
Ahora, buscan acoplar este modelo a mapas históricos de tala para estimar cómo las áreas de la selva que son manejadas por la tala selectiva forman el balance global de carbono de la selva amazónica.
Lee la publicación científica aquí: https://elifesciences.org/articles/21394
Foto de portada: Bosque amazónico, publicado en Flickr por Luis Artur Rosatti bajo licencia (CC BY-NC-SA 2.0)