• El proyecto de construcción del túnel, impulsado por la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), ha generado controversias sobre su impacto en el Parque Nacional Aguaragüe, especialmente en las fuentes de agua, esenciales para las comunidades del Chaco tarijeño. La falta de una “consulta previa, libre, informada” a la población indígena y la incertidumbre sobre las autorizaciones legales, aumentan la tensión.
  • La escasez de agua en la región se ha intensificado debido a la disminución de lluvias y los efectos de los incendios forestales. Las comunidades y autoridades ambientales alertan sobre el grave impacto que tendría la construcción del túnel en las, ya vulnerables, fuentes de agua.
  • Los cívicos de Yacuiba y los transportistas argumentan que la vía Caraparí-Yacuiba es parte fundamental de la red vial internacional y que el túnel reducirá en 9 kilómetros la longitud de la carretera, por lo cual el tramo se recorrerá en solo 20 minutos. La ABC ya concluyó el estudio de actualización del proyecto.

Por Miriam Telma Jemio / RAI

Las mujeres guaraníes han emergido como las “Guardianas del Aguaragüe”, defendiendo un área protegida cuyo equilibrio hídrico está en riesgo. La construcción de un túnel, parte del proyecto para mejorar la carretera Caraparí-Yacuiba, podría agravar la escasez de agua que ya afecta a la región debido a la sequía.

Su lucha ha trascendido las fronteras y se visibilizó cuando denunciaron, en un encuentro internacional, la amenaza que enfrentan sus comunidades con la proyección de esa construcción. Más ahora que, por el aumento de la temperatura, la escasez del agua se agudiza y amenaza su seguridad alimentaria, porque “apenas tienen para regar sus cultivos”.

La Red Ambiental de Información (RAI), en su recorrido por comunidades cercanas a la serranía, recogió los testimonios y las demandas de los guaraníes sobre el problema, así como de las comunidades campesinas. Las voces de rechazo tanto de indígenas como de campesinos son unánimes: no están dispuestos a perder esa “fuente de vida”. En esta serranía nacen las aguas que abastecen a las comunidades guaraníes y a los pobladores de Yacuiba, Caraparí y Villamontes.

Para muchos, los únicos beneficiados con la obra serán los transportistas, porque la nueva ruta ahorrará 20 minutos del tiempo que lleva recorrer el actual tramo Yacuiba-Caraparí, mientras la región perdería su principal fuente de agua.

Adela Cuellar, mburuvicha de la comunidad Ojo de Agua, muestra dónde están las fuentes de agua y cómo el túnel las impactaría. Foto: Miriam Jemio.

Por otra parte, la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) no habría cumplido con todos los requisitos para esa construcción como obtener la licencia ambiental y realizar la consulta previa, informada, y de buena fe ya que el área de influencia del proyecto está en territorio indígena y en la zona de protección estricta del Parque Nacional.

Mario Villca, guardaparque del Aguaragüe, asegura que el “portal del túnel” – en Campo Pajoso, Yacuiba- es zona de protección estricta según el Plan de Manejo de 2021 del parque, por lo cual no se permite ninguna actividad en el lugar.

Después de 2021, la ABC, junto a la gobernación y el Comité Cívico, solicitaron autorización para ingresar al Aguaragüe con el objetivo de actualizar del estudio de diseño técnico de preinversión del túnel. El Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y también los líderes de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), tras varias negativas, dieron luz verde a ese estudio, aunque ya se sabía que no se puede realizar ninguna construcción porque la zona es de “conservación estricta”.

El Aguaragüe es un ecosistema de transición, entre selva de montaña y Chaco cerrado. Posee abundante flora y fauna, su serranía regula el régimen hídrico y es la única fuente de agua para los chaqueños: Caraparí, Villamontes y Yacuiba. En el año 2000 fue declarado Área Protegida.

Indígenas y campesinos en defensa del agua

Desde 2021, el Parque  Nacional Aguaragüe cuenta con un comité de gestión encabezado por Gabriel Valdivieso, miembro de la Asamblea del Pueblo Guaraní de Caraparí, con quien llegamos hasta el área definida por el proyecto para el portal de entrada al túnel, en Caraparí.

Valdivieso expresa su desconcierto ante el cambio en los planes de la carretera. “Había un proyecto original para una carretera a cielo abierto, por el camino antiguo que todavía se utiliza. Pero alguien decidió construir el túnel y desviaron la carretera hacia el cerro”, señala.

Este es el lugar establecido para el portal del túnel, en el lado de Caraparí. La vía de pavimento, que viene desde la ciudad de Caraparí, termina al pie del cerro del Aguaragüe. Foto: Miriam Jemio.

El camino pavimentado desde Caraparí termina al pie del monte, donde se levanta la serranía con abundante vegetación. Esa vía pavimentada debe culminar en Campo Pajoso, Yacuiba, para ello se tiene que perforar el cerro que está por delante. El proyecto de la ABC busca recortar la longitud del tramo carretero con el túnel, pero aún no cuenta con la licencia ambiental que le permitiría iniciar las obras de construcción. Razón por la cual realizó un estudio de actualización del proyecto que recogería información primaria sobre las características naturales dentro del área de intervención en la serranía.

El estudio incluyó algunas perforaciones en la serranía. Una de ellas, en el lado de Yacuiba, tiene 180 metros de profundidad de donde brota agua sin parar. En agosto de 2023, técnicos del área protegida midieron el caudal de esa perforación y comprobaron que un balde de 10 litros se llena en 9,47 minutos. En septiembre de este año, volvimos al lugar y el agua aún seguía brotando. Esta es la zona donde se abriría el túnel en el lado de Yacuiba.

Para los guaraníes, esta es una prueba irrefutable de que la perforación afectará las “venas” de agua subterránea y secará las fuentes hídricas de la serranía. Un informe de la ABC, al que accedió la RAI, sugiere que, con la intervención, el agua solo fluiría hacia Yacuiba y que se requerirá de obras adicionales, como una canalización, para que llegue nuevamente a Caraparí.

“Si esta pequeña perforación ya produce tanta agua, ¿qué pasará cuando construyan el túnel?”, se pregunta Valdivieso. Hay 57 quebradas, 57 fuentes de agua en el Aguaragüe que abastecen a los tres municipios del Chaco.

Técnicos del Parque Nacional Aguaragüe miden la cantidad de agua que emana por minuto de una perforación en la serranía, en la zona proyectada para abrir el túnel en Campo Pajoso, Yacuiba. Foto: Miriam Jemio.

A pesar de las reiteradas solicitudes de información por parte de la APG, la ABC no ha respondido a las inquietudes de los guaraníes. Ante la falta de transparencia, los pueblos indígenas han realizado protestas y bloqueos en rechazo al proyecto, exigiendo información y una consulta previa e informada.

Esa resistencia no ha sido vista con “buenos ojos” por los pobladores del Chaco. Los guaraníes rechazan la acusación de que están en contra del desarrollo regional, ya que su lucha no solo es por su presente, sino por el futuro de las próximas generaciones. “Nuestros hijos, nuestros nietos, van a sufrir las consecuencias. Por eso, así como nuestros abuelos, nosotros estamos defendiendo”, señala Mariela Melgar, responsable de Género de la APG Yacuiba.

Además, los impulsores del proyecto aún no realizaron la consulta previa e informada a la población indígena. “Pretenden a capricho construir a toda costa el túnel. La consultora, sin tener concluido el estudio, intentó realizar en dos oportunidades la consulta pública. Y como dice la Constitución, donde hay pueblos indígenas se tiene que hacer una consulta previa e informada y no una consulta pública”, explica Evarista Cadencia, mburuvicha de la APG Yacuiba, quien acompañó nuestra visita a las comunidades.

Tanto indígenas como campesinos consideran que la actividad hidrocarburífera es la responsable de la disminución del caudal de agua en la zona, citan como ejemplo lo sucedido en algunas quebradas de Caraparí, donde se usó explosivos. “La gente se ha dado cuenta de que (el uso de) los explosivos, para la sísmica, ha ido secando las aguas de las quebradas que tenían las comunidades. Entonces, una perforación de un túnel es mucho más fuerte que la sísmica y solo para beneficiar a otros, pero a costa del sufrimiento de nosotros”, argumenta Valdivieso.

Melgar describe, por ejemplo, la cadena de efectos que desata la falta de agua en los hogares e impacta en las mujeres principalmente, porque si no hay agua, ellas tienen que caminar más en su búsqueda o comprarla, afectando su economía. “La mujer tiene que ver de dónde saca el dinero, o se vende una gallina o lo que tiene en casa para pagar por unos cuantos litros de agua. Si no hay agua, no tenemos una buena higiene, entonces nos enfermamos”, menciona.

La falta de agua les impide también regar sus cultivos, lo que ya está afectando su capacidad para producir alimentos. Varias comunidades ahora deben recurrir a cisternas para abastecerse de agua, pagando un promedio de 150 bolivianos por 200 a 300 litros. Lo que resulta insuficiente para cubrir las necesidades diarias. “A diferencia de la ciudad, donde el servicio básico es proporcionado por las instituciones, nosotros en el campo vivimos del día a día, dependiendo de las fuentes de agua que atraviesan la serranía de Aguaragüe”, explica Evarista Cadencia.

El túnel: ¿un beneficio limitado que pone en riesgo el recurso hídrico?

“La construcción del túnel es un anhelo de los chaqueños desde hace décadas”, afirma Henry Medrano, presidente del Comité Cívico de Yacuiba. Sostiene que es una pieza clave en el Corredor Bioceánico del Sur, que unirá a Bolivia con Chile y Paraguay.

Destaca tres ventajas de ese proyecto: reducirá el trayecto entre Caraparí y Campo Pajoso, de seis kilómetros -que tiene la vía actual- a 1,2 kilómetros; mejorará la seguridad vial de la carretera al reducir los riesgos, no habrá derrumbes y deslizamientos como sucede ahora por el sinuoso camino de la montaña; y solo tomará 20 minutos realizar ese tramo, actualmente lleva aproximadamente 40 minutos en la carretera, dependiendo del vehículo.

Toda esta extensión de la vía, que es de tierra y empinada, quedará al margen de la carretera Caraparí-Yacuiba si se construye el túnel. Foto: Miriam Jemio.

Algunos transportistas que cubren el trayecto Tarija – Yacuiba, dicen que ahorrarán combustible y sus vehículos tendrán menos deterioro, lo que no pasa ahora por el tramo de tierra que tiene la vía Caraparí-Campo Pajoso.

Para las comunidades indígenas y campesinas estos beneficios parecen irrelevantes frente a la amenaza de perder sus fuentes de agua, un recurso que no se puede sacrificar por “ahorrar unos pocos minutos”.

Medrano dice que el Aguaragüe, que es una reserva natural, ha sido maltratado en toda su extensión y ha recibido un impacto ambiental de las empresas petroleras por décadas y, por tanto, el túnel no significará una gran afectación ambiental más que al ingreso y salida del túnel.

“La empresa que ha actualizado el proyecto ha dicho que no se va a perder el agua. No se va a perjudicar ni a Caraparí ni a Yacuiba, ni a las quebradas que tiene la serranía, porque ellos han hecho una propuesta técnica para dirigir esas aguas a donde tienen que ir, o sea, las van a canalizar. (…) Esas quebradas no van a dejar de recibir el agua que viene de la cordillera. Ese es un dato técnico muy importante”, explicó el presidente del Comité Cívico de Yacuiba.

Los guaraníes proponen alternativas viables para evitar que se toque el área protegida, como continuar con el proyecto original, que consistía en una carretera a cielo abierto, o incluso desarrollar la carretera bioceánica por otro sector. Sin embargo, la presión por la construcción del túnel persiste, ignorando las necesidades de las comunidades locales.

Medrano espera que Marcel Claure Quezada, director regional de la ABC, acelere la presentación de los resultados del estudio como se comprometió hace tres semanas y se realice la consulta pública.

La RAI intentó entrevistar a Claure, a través de una solicitud a la responsable de Comunicación, Sandra Mariscal, quien nos comunicó que esa autoridad no dará ninguna entrevista sobre el tema hasta que no reciba las observaciones a los resultados del estudio de la APG de Yacuiba.

Lo que pasa en las comunidades con la falta de agua. En cada una de las localidades visitadas por la RAI, la escasez hídrica es palpable y las demandas son claras: el agua es indispensable tanto para consumo humano como para el riego de cultivos.

Ojo de Agua: la última fuente en peligro

La comunidad Ojo de Agua, enfrenta una lucha desesperada para conservar su última fuente de agua. En el camino que conecta Caraparí con Yacuiba, en la cima de Campo Pajoso, tras el altar de San Francisco de Asís, está la pequeña toma de agua instalada por la comunidad.

La infraestructura es precaria, pero ellos se esfuerzan por mantenerla operativa, permitiendo que el agua fluya limpia desde la montaña hacia su comunidad. Esta fuente sería la primera en desaparecer con la construcción del túnel.

Adela Cuellar, mburuvicha de Ojo de Agua, está segura de que su comunidad va a ser la directa afectada con la construcción del túnel. Los proyectistas proponen canalizar el curso del agua, pero Cuéllar considera que esta solución es inviable. “La naturaleza es sabia, el ser humano nunca va a poder cambiar su curso, como dice la empresa”, enfatiza.

Esta toma de agua está en el cerro del Aguaragüe y lleva el líquido hasta la comunidad Ojo de Agua. Los comunarios se encargan mantenerla en buenas condiciones y sin obstrucciones. Foto: Miriam Jemio.

“Este es el último recurso que tenemos. Si destruyen nuestra fuente de agua, no tendremos a dónde más ir a buscarla. No estamos dispuestos a dejar que toquen este cerro. Vamos a dar si es preciso nuestras vidas. La gente debe hacer conciencia de que sin agua no vamos a vivir”, expresa la lideresa.

La comunidad produce hortalizas, pero en la última década ha tenido que reducir su área de siembra a no más de cuarta debido a la falta de agua. El problema comenzó tras la construcción del camino, dicen, ya que antes el agua corría por la quebrada todo el año.

En los últimos años, los esfuerzos para captar más agua mediante canalizaciones han sido insuficientes. Construyeron un canal que tiene 20 centímetros de altura, pero el agua apenas sube hasta 10 centímetros, limitando el tiempo de riego a una hora y media por familia. Esto ha forzado a priorizar las hortalizas sobre los cultivos de cítricos, que han quedado relegados.

Pero también hay preocupación por la calidad del agua. Octavio Terrazas, uno de los miembros de la comunidad, señala que el agua llega contaminada debido a la presencia de ganado en la quebrada. “Es agua que viene con todo tipo de microbios”, lamenta.

Aguayrenda, de la abundancia a unos charcos de agua

La situación en Aguayrenda es similar. Evarista Cadencia recuerda con nostalgia los tiempos en los que la comunidad disfrutaba de una abundante corriente de agua en sus quebradas.

“Era un paraíso”, dice, mientras describe cómo las familias solían lavar la ropa y bañarse en la quebrada, y el agua alcanzaba para el riego. Sin embargo, esa época ha quedado atrás. Hoy, las quebradas están secas, cubiertas de arena y piedras, y el agua escasea, afectando no solo las labores domésticas sino también la producción agrícola.

“Nuestras abuelas, nuestras mamás, todas las tardes, a partir de las dos, bajaban a la quebrada con bateas llenas de ropa y nosotros a bañarnos. Era una vida increíble. Ver la actualidad da pena, ya no hay agua”, lamenta.

Sus papás y abuelos producían en gran cantidad palta y lima. Ahora ya no pueden regar sus plantas frutales. Actualmente, en la comunidad se siembra papa y verduras en pequeñas parcelas para el consumo familiar y en pequeña escala para la comercialización.

Wálter Colodro, de 28 años, teme por el futuro incierto de su comunidad frente al problema de la escasez del agua. Con él llegamos cerca a la quebrada desde dónde fluye el líquido que ahora solo forma pequeños charcos y ya no tiene peces.

Wálter Colodro en el charco que se forma con el agua que baja de la quebrada y que ya no abastece a la comunidad Aguayrenda, ni para el consumo ni para el riego. Foto: Miriam Jemio.

Cuenta que hace más de dos décadas, la quebrada tenía bastante agua todo el tiempo. En épocas de sequía disminuía un poco, pero nunca se secaba. Ahora solo hay unas pequeñas choreras que bajan por la quebrada.

Las temperaturas extremas en la región, que suelen superan los 40 ºC en verano, agravan la situación. Los niños y ancianos son los más vulnerables al calor, lo que hace que la falta de agua sea aún más crítica para la comunidad.

La Central, una comunidad campesina impactada por un túnel

Simón Riera, líder de la comunidad campesina La Central, ubicada en Villamontes, rechaza la construcción de un nuevo túnel, pues ya han sufrido las consecuencias de una obra similar.

En 2002, con la llegada de la explotación petrolera, se construyó un túnel para el ducto de Petrobras-YPFB, lo que redujo el caudal de agua de la comunidad. A los tres años, la fuente se secó por completo. “Con la ruptura del cerro para abrir el túnel se ha cortado “las venas” y el agua sale por otra parte, ya no por aquí”, explica Riera.

Este es el ingreso al túnel construido por Transierra por el que pasa el gasoducto de Petrobras Bolivia. Tiene más de 2.000 metros de longitud y sale por la quebrada Los Monos. La infraestructura afectó el curso natural del agua. Foto: Miriam Jemio.

Denuncia que, pese a las promesas de las empresas, la ruptura del cerro para abrir el túnel alteró el flujo natural del agua. Hoy, el canal que abastece a las 50 familias tiene poco caudal y agua contaminada con sarro. Justo, cuando llegamos a la zona, el dirigente estaba limpiando el canal que captura el líquido.

La comunidad teme que la construcción de un nuevo túnel agrave la situación y acabe con lo que queda de agua. “Nos va a terminar de liquidar a la comunidad La Central. No vamos a permitir que al Aguaragüe se lo toque porque nos dejarían sin agua totalmente”, remarca el dirigente campesino.

El impacto ya ha afectado su producción de maíz, que se quedó pequeño por falta de riego.  En los últimos tres años tampoco han podido acceder a proyectos de micro riego. Riera lamenta que, a pesar de la explotación petrolera desde 2002, la comunidad no ha recibido beneficios, mientras luchan contra la sequía.

Además, el ganado de la zona tiene que caminar 10 kilómetros para beber agua y la falta de pasto ha generado muertes. Riera sugiere que los fondos del túnel se inviertan en mejorar la carretera histórica de la región, construida en 1933.

Poca agua fluye por el canal construido por los comunarios y tiene sarro. Simón Riera realiza la limpieza y controla que nada lo obstruya. Foto: Miriam Jemio.

La “prioridad nacional”: ¿por encima de cualquier derecho?

En 2018, se comenzó el pavimentado de la carretera Caraparí-Yacuiba, cuyo tramo desde Caraparí termina al pie del cerro donde está proyectado el acceso al túnel que atravesaría el Parque Nacional Aguaragüe.

Sin embargo, el guardaparque Villca señala que en el Sernap no existe ningún documento que apruebe esa obra, ni antes ni después del inicio de las actividades. De hecho, a pesar de que en 2022 se aprobó un estudio para el proyecto, el Sernap aún no cuenta con los resultados del último análisis de factibilidad realizado por la ABC.

Este año, y sin los resultados definitivos del estudio, la ABC solicitó un criterio técnico al Sernap sobre un decreto supremo propuesto para viabilizar la construcción del túnel. Según la normativa vigente, para llevar a cabo un proyecto de esta magnitud en áreas protegidas se requiere de una ley, no de un simple decreto.

El artículo 33 del Reglamento General de las Áreas Protegidas establece que, en casos excepcionales y solo cuando se declare de interés nacional, se puede permitir el aprovechamiento de recursos naturales o la construcción de infraestructuras dentro de estas áreas. Si se pone en riesgo el objeto de creación de un área protegida, como es el caso del Aguaragüe, se debe aprobar una ley específica.

Gueiza León, directora del Parque Nacional Aguaragüe, cumplirá un año en esa función. Nos recibió en su oficina en Yacuiba. Foto: Miriam Jemio.

Atendiendo la solicitud de la ABC, realizaron el análisis técnico. “En esa zona están las principales fuentes de agua y como el objeto de creación del área protegida es conservar las fuentes de agua, es la única fuente de agua para todos los chaqueños, por ese lado se requiere de una ley. Se hizo esa recomendación”, asegura Gueiza León, directora del Parque Nacional Aguaragüe.

– ¿Qué se afectaría con la construcción del túnel?

– Principalmente sería el agua. El Parque Nacional tiene 57 fuentes de agua dentro de los tres municipios: en Yacuiba son 20 fuentes de agua, en Caraparí 21 y en Villamontes 16. Entre Caraparí y Yacuiba está la mayor cantidad de fuentes de agua, tendríamos la amenaza a 41 fuentes de agua.

– ¿Cuántas comunidades serían directamente afectadas?

– Directamente a la comunidad Ojo de Agua, tenemos a Aguayrenda, Inti, Itabicua y otras comunidades que están al pie de la serranía y más abajo también porque se capta a través de tuberías para beneficiar a otras comunidades.

– ¿Si se aprueba una ley de prioridad nacional, el Sernap autorizará la construcción del túnel por el Aguaragüe?

– Se tendría que ejecutar, porque ya al tener una ley a nosotros nos autoriza a emitir el certificado de compatibilidad de uso de suelo (CCU), con lo cual ya pueden tramitar su licencia ambiental. Ese sería el procedimiento por seguir si se aprueba la ley.

– ¿Hubo consulta previa informada en las comunidades guaraníes?

– Dentro las recomendaciones que hicimos está la consulta pública de acuerdo con las normas vigentes y, hasta la fecha, tampoco tenemos conocimiento de que se hubiera hecho esa consulta pública.

– Para las comunidades indígenas corresponde la consulta previa informada que es diferente a la consulta pública

– Así es, efectivamente. Pero ahorita que ya se concluyó el estudio, tendrían que realizar ya la consulta pública, mi persona desconoce que lo hayan realizado, porque también nosotros tendríamos que ser parte de esa consulta.

La crisis climática: un desafío mayor

La queja de los comunarios es unánime: hay menos agua disponible para su consumo y para el riego. Las lluvias se han reducido en la última década, agudizando la sequía. La época húmeda ya no comienza en septiembre como hace décadas, sino en diciembre, en la mayoría de los casos, lo que ha alterado el ciclo agrícola.

Un monitoreo realizado en el primer semestre de 2024 en las cabeceras de las 57 quebradas del Aguaragüe revela una reducción considerable en el caudal de varias de ellas. En Yacuiba, al menos 6 de las 14 quebradas reportaron caudal cero en su tramo inferior. En Villamontes, 2 de las 9 quebradas también se encuentran sin agua.

“Damos prioridad número uno a los monitoreos. Dentro la calidad de agua estamos bien; sin embargo, dentro del caudal se ha identificado que algunas quebradas han reducido”, señala León.

La autoridad atribuye esta disminución a los efectos de los incendios forestales ocurridos en 2020 y 2022, que devastaron aproximadamente 1.500 hectáreas, principalmente en Yacuiba. “Los árboles son los principales captadores de agua, por eso estamos sufriendo estos efectos”, explica la directora.

A la pérdida de cobertura forestal se suma una reducción en las precipitaciones: en 2018, la región recibió 9.914 milímetros de lluvia; en 2022, solo 7.192 milímetros, según datos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología. En este contexto, la construcción del túnel aceleraría aún más la escasez de agua, un problema que, aunque ya es grave debido al cambio climático, se vería intensificado por el proyecto.

Paulina Cuevas, capitana zonal de la APG Villamontes, está en la represa de la comunidad Caigua, cuyas aguas están contaminadas. Eso representa un gran problema porque las aguas se usan para el riego. Foto: Miriam Jemio.

Adaptarse a lo que viene

El futuro del túnel sigue siendo incierto. Aunque los comunarios tienen la sensación de que la construcción ha sido puesta en pausa, debido a sus demandas y las denuncias realizadas en un foro internacional, las autoridades siguen adelante con el estudio, cuyos resultados aún no han sido revelados públicamente. Hasta el cierre de este reportaje, el Sernap no había recibido la documentación final, y los guaraníes están en proceso de analizar los resultados del estudio que les fueron entregados.

Mientras tanto, la crisis hídrica sigue siendo una realidad urgente. Las comunidades guaraníes temen que, sin una acción rápida por parte del Estado, la situación empeore aún más. Será necesario un plan de contingencia efectivo que enfrente la sequía que azota al Chaco tarijeño y, al mismo tiempo, respete los derechos de las comunidades indígenas y la preservación de sus fuentes de agua. Será un reto conocer qué proyectos tiene el Estado frente a la sequía que azota al Chaco tarijeño.

En la comunidad Aguayrenda, Lucas Rocha experimenta con semillas de maíz para ver cual puede rendir mejor con poca agua. También lo ha hecho con maíz transgénico. Foto Miriam Jemio.

Imagen principal: Los guaraníes luchan para evitar que la ABC perfore la serranía del Aguaragüe. Foto: Miriam Jemio.

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