Los científicos indican que la reducción de emisiones es más urgente que nunca, ya que los bosques producen más de mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año.

Por RAI

Según un estudio publicado el 14 de julio en la revista Nature, la Amazonia brasileña emite más carbono del que captura. Este estudio es el primero que utiliza mediciones atmosféricas directas, en una amplia región geográfica, las que fueron recogidas a lo largo de casi una década que tienen en cuenta las concentraciones de los gases atmosféricos.

“El Amazonas es una fuente de carbono. Sin duda”, le dijo Luciana Gatti a Mongabay, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil y autora principal del estudio. “A estas alturas podemos decir que el presupuesto de la Amazonia es de 0,3 mil millones de toneladas de carbono al año [liberadas] a la atmósfera. Es un mensaje horrible”.

El artículo indica que la mayoría de las emisiones se deben a los incendios, muchos de ellos provocados deliberadamente para preparar la tierra para la ganadería y soya. Pero incluso sin incendios, las temperaturas más altas y las sequías hacen que el sureste de la Amazonia se haya convertido en una fuente de CO2, en lugar de un sumidero.

“Imagínese que pudiéramos prohibir los incendios en la Amazonía: podría ser un sumidero de carbono”, dijo Gatti en un artículo en The Guardian. “Pero estamos haciendo lo contrario: estamos acelerando el cambio climático”.

“Lo peor es que no utilizamos la ciencia para tomar decisiones”, dijo. “La gente cree que convertir más tierra en agricultura significará más productividad, pero en realidad perdemos productividad por el impacto negativo en la lluvia”, continuó la científica.

Para la investigación, se utilizaron pequeñas avionetas que midieron los niveles de CO2 hasta 4.500 metros por encima de la selva a lo largo de la última década, mostrando cómo está cambiando toda la Amazonia. Los estudios anteriores que indicaban que la Amazonia se estaba convirtiendo en una fuente de CO2 se basaban en datos satelitales, que pueden verse obstaculizados por la nubosidad, o en mediciones terrestres de los árboles, que sólo pueden cubrir una pequeña parte de la vasta región.

Lo más probable es que la deforestación y los incendios que afectan cada año a este bioma hagan que los bosques adyacentes sean más susceptibles al año siguiente. Considerando que los árboles producen gran parte de la lluvia de la región, el que existan cada mes menos árboles significa más sequías y olas de calor y más muertes de árboles e incendios.

Los árboles y las plantas en crecimiento han absorbido alrededor de una cuarta parte de todas las emisiones de combustibles fósiles desde 1960, y el Amazonas desempeña un papel importante como el mayor bosque tropical. La pérdida del poder de la Amazonia para capturar el CO2 es una dura advertencia de que la reducción de las emisiones de los combustibles fósiles es más urgente que nunca, expresan los científicos.

“Si se piensa que un punto de inflexión [para] la Amazonia [es cuando] se convierte en una fuente de carbono, esta región está en un punto de inflexión”, dijo Gatti. “Mi pregunta es: si dejamos ahora los incendios y la deforestación y empezamos el importantísimo proceso de reparación de los bosques, ¿podríamos invertir el panorama? No lo sé”

Imagen principal: deforestación e incendios en la Reserva Chico Méndez, Brasil. Créditos: Mídia Ninja, publicada bajo licencia CC

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