Por RAI

Las ranas y los sapos son verdes por una muy buena razón: los hace más difíciles de ver en sus ambientes frondosos. Un buen camuflaje les permite comer y no ser comidos. Pero no todas las ranas han llegado a este color verde salvavidas de la misma manera.

La mayoría de estos animales dependen de estructuras de control de color en su piel llamadas cromatóforos, que usan cristales para doblar la luz a colores específicos y hacer que se vean verdes. Pero hay cientos de especies de ranas y sapos que tienen una piel casi translúcida y muy pocos cromatóforos.

En estas especies, su verdor, que se puede encontrar en las profundidades de su fluido linfático, tejidos blandos e incluso huesos, proviene de una solución bioquímica inteligente que combina un tipo de proteína que normalmente combate virus con un subproducto tóxico que proviene de la descomposición de la sangre.

El hallazgo, realizado por el investigador postdoctoral Carlos Taboada de la Universidad de Duke, resuelve algunos misterios antiguos sobre estas ranas y muestra cómo la necesidad de supervivencia puede ser muy inventiva. La investigación fue publicada hoy 13 de julio en el journal Proceedings of the National Academy of Sciences.

Los científicos han lidiado durante mucho tiempo con el hecho de que muchas de estas ranas contienen niveles muy altos de pigmento biliar llamado biliverdina, que es un subproducto de la ruptura de glóbulos rojos viejos. Este pigmento normalmente se considera una toxina que se filtra en el hígado y se excreta lo más rápido posible. Pero se ha encontrado que estas ranas llevan cuatro veces más biliverdina que incluso el humano más enfermo con alguna enfermedad hepática, y 200 veces más que sus parientes de rana que tienen los cromatóforos.

Para comprender mejor la bioquímica, los investigadores se centraron la Boana punctata, una especie de rana arborícola de lunares de América del Sur. A partir de ello, aislaron una proteína llamada BBS (serpin que se une a la biliverdina), que es parte de una superfamilia de inhibidores de la proteasa, las proteínas que normalmente interfieren en la replicación viral y desintoxican las enzimas.

Esta rana arborícola de lunares, Boana punctata, estuvo activa por la noche en Bella Vista, Corrientes, Argentina. Créditos: Andrés E. Brunetti

Cuando ves algo verde, su color realmente debería llamarse ‘todo menos verde’, porque absorbe todos los colores de la luz entrante, excepto el verde. El color que vemos es la frecuencia de la luz que no absorbe y que rebota en nuestros ojos.

La biliverdina en sí misma parecería algo verdosa, como a veces se ve en un viejo hematoma, pero los investigadores descubrieron que una serpina atada, BBS, estira la forma helicoidal de biliverdin para ajustar su absorbancia de luz, haciéndola más cian, un azul- verde. El cian, agregado a algunos otros pigmentos amarillos dispersos en la piel, provee el tono verde correcto. También hace que la biliverdina sea menos tóxica, aparentemente.

“Esta nueva proteína tiene las mismas propiedades de absorción de luz que algunos pigmentos vegetales”, dijo Taboada, quien comenzó el trabajo en Argentina, Ecuador y Brasil y lo completó en la Universidad de Duke. “Las propiedades de la luz son muy similares a las que vemos, por ejemplo, en algunas proteínas vegetales llamadas fitocromos. Pero aquí tenemos una proteína completamente diferente”.

Es una adaptación inteligente de la bioquímica existente que normalmente cumple otras funciones en los vertebrados. Taboada dijo que esta innovación ha evolucionado más de 40 veces en 11 familias diferentes, la mayoría de ellas ranas arbóreas. La adaptación ocurrió una y otra vez en Madagascar, Sudamérica y el sudeste asiático.

“Entonces esta es una convergencia en la evolución”, dijo Taboada. “Siendo arbóreas (viviendo en árboles), desarrollaron una forma diferente de hacer su coloración”. Su verdor continuo garantiza un buen camuflaje en el follaje, incluso con luz infrarroja cercana.

“Esto muestra cómo la selección natural puede cooptar proteínas para casi cualquier propósito”, dijo Sönke Johnsen, profesor de biología en Duke y coautor del artículo. “La biliverdina es un pigmento biliar que normalmente se excretaría del cuerpo debido a su potencial de daño, pero aquí está en concentraciones espectaculares precisamente porque también es útil como pigmento verde”.

Foto de portada: La rana de cristal Espadarana tiene una piel translúcida y un interior verde, gracias a una adaptación evolutiva que convirtió un subproducto tóxico de la descomposición de la sangre en un hermoso pigmento verde. Incluso sus huesos son verdes. Créditos: Santiago R. Ron

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