Ante la llegada del Covid-19 al departamento de Amazonas urge crear y aplicar un protocolo intercultural de prevención, contención y control. Existe una amplia margen fronteriza entre Brasil, Colombia y Venezuela que puede expandir el contagio debido a la ausencia de control epidemiológico en la zona.
La pandemia del Covid-19 se acerca peligrosamente a los pueblos originarios en la Amazonía venezolana, al registrar su mortal presencia en dos municipios de población mayormente indígena: Río Negro, en el estado Amazonas, y Gran Sabana, en el estado Bolívar.
A ello se suma que el día 13 de mayo, se supo de un primer caso en el estado Delta Amacuro, el tercer estado que compone la Amazonía venezolana.
Una familia indígena del pueblo Yeral, que se movilizó de San Gabriel de Cachoeira (Brasil) hasta San Carlos de Río Negro, donde residen, serían los primeros casos de indígenas de la región amazónica venezolana.
El Grupo de Trabajo Socioambiental de la Amazonía Wataniba y la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (Orpia) alertaron el 11 de mayo sobre el riesgo de que se convierta en un factor de contagio.
Ello debido a la alta movilidad que existe entre pobladores del municipio Rio Negro y San Gabriel de Cachoeira, ciudad que se declaró en emergencia sanitaria hace una semana debido al colapso de su centro hospitalario.
Se presume que los cuatro contagiados del Municipio Rio Negro en el estado Amazonas son los primeros indígenas venezolanos, en territorio venezolano, en contagiarse de esta enfermedad.
Si bien Venezuela es el único país que no reporta fallecidos dentro de su territorio amazónico, sin embargo, presenta el mayor aumento porcentual de los casos confirmados de Covid-19 en las últimas dos semanas.
En la Amazonia venezolana se registraron 17 contagiados, repartidos por los municipios Gran Sabana, Heres y Caroní en el estado Bolívar y 4 en el municipio Rio Negro del Estado Amazonas.
A pesar de que el número de contagiados es relativamente bajo en la Amazonía venezolana, los municipios brasileros, colombianos, guyaneses y venezolanos que están a la periferia de esta región, suman un total de 221 casos y 10 fallecidos.
Ello representa un aumento del 79% en el número de casos y del 80% del número de fallecidos con relación a las cifras del 27 de abril, indica un boletín de Wataniba.
Esto refleja un claro riesgo para toda la población venezolana y, en especial, para los pueblos indígenas, más vulnerables inmunológicamente ante infecciones externas.
Los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas de Venezuela están sumamente preocupados por el ingreso de personas contagiadas a través de los múltiples pasos no vigilados.
Existe una amplia margen fronteriza entre Brasil, Colombia y Venezuela que puede expandir el contagio debido a la ausencia de control epidemiológico en la zona.
José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador general de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) advirtió la urgente necesidad de que los gobiernos involucrados tomen acciones para controlar la expansión del virus.
Para ello, deben coordinar con las organizaciones indígenas, las autoridades tradicionales y las instituciones aliadas.
Díaz Mirabal, de nacionalidad venezolana, llama a los gobiernos nacionales y organismos internacionales de derechos humanos para hacer visible el grave riesgo en las fronteras de la región amazónica.
La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud deben ser convocadas para controlar el riesgo de un desastre para la vida y la integridad de los pueblos originarios.
Fuente: Servindi
Foto de portada: niña indígena Yanomami, foto referencial. Créditos: Arch Sam, CC BY 2.0