Por Mongabay Latam
- Un reportaje sobre el tráfico de jaguares publicado en Mongabay Latam resultó finalista en el premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación “Javier Valdez” 2019.
- La demanda de países asiáticos que utilizan los colmillos y otras partes de jaguar en la medicina tradicional está poniendo en jaque a esta especie emblemática de Latinoamérica.
El especial Un viaje al mercado negro del jaguar, escrito por el periodista Eduardo Franco Berton (RAI), en alianza con los medios Mongabay Latam e InfoAmazonia, fue reconocido, junto a 11 investigaciones más, con una Mención Honrosa en la última edición del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación “Javier Valdez”, celebrado en México, durante la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN).
El especial Un viaje al mercado negro del jaguar aborda la problemática del tráfico de partes de este felino en Bolivia, muestra cómo operan las mafias que lucran con esta especie para vender sus partes en el mercado asiático y, además, cómo este mecanismo de comercio ilegal comienza a ganar espacio en la región amazónica de Loreto, en Perú, sin perder de vista el panorama en países como Brasil y Surinam.
Tras el anuncio, el periodista Eduardo Franco dijo en una entrevista con este medio que toma «la noticia con alegría, porque COLPIN representa lo mejor del periodismo de investigación de América Latina. Con gratitud, por haber logrado esta investigación en una valiosa colaboración entre la Red Ambiental de Información, Mongabay Latam e InfoAmazonia, lo que me dio la oportunidad de trabajar con brillantes editores y colegas periodistas».
Estas son las cinco claves o hallazgos más importantes de una investigación publicada en setiembre de 2018.
1.Los mercados en Bolivia y Perú
En el mercado de la ciudad de Trinidad, en el Beni, Bolivia, y en el mercado de Belén, en Loreto, Perú, no resulta difícil encontrar colmillos de jaguar y otras partes de este animal.
En Trinidad, el comercio de artesanías se combina con el de fauna silvestre y en los estantes se exhiben cráneos con los colmillos intactos que parecen ser de jaguares. Si se pregunta por algo específico, el vendedor no tarda en conseguirlo.
Durante el recorrido realizado en diferentes puntos de Trinidad, el periodista pudo confirmar la venta ilegal de cuatro cráneos y 26 colmillos de jaguar. Cada colmillo que es ofrecido a 100 dólares en este mercado, es luego vendido en China, el último eslabón de esta cadena de ilegalidad, por un monto que fluctúa entre los 1500 y 5000 dólares.
Entre 2013 y 2018, unos 171 jaguares fueron masacrados en los bosques bolivianos, en la que se considera una de las peores matanzas desde los años setenta, cuando estos animales eran perseguidos por su piel. Hoy estos felinos son víctimas del mercado asiático que demanda partes de este animal, aunque ahora lo que más ansían son sus colmillos.
En el mercado de Belén, en Perú, también se comercializa fauna silvestre, pese a que en el país está prohibida su comercialización.
Tortugas, monos, boas y otros animales vivos o disecados se exhiben en los puestos de Belén y mercado artesanales de la ciudad amazónica de Iquitos. Como parte de la oferta, también se venden productos hechos con colmillos de jaguar.
Los colmillos más grandes pueden costar entre 250 y 300 soles (76 a 91 dólares) y los más pequeños entre 100 y 150 soles (30 a 45 dólares). También se ofrecen cráneos a 350 soles (105 dólares) y collares hechos con colmillos.
Así operan los traficantes de partes de jaguar en diferentes mercados de Bolivia y Perú. Vendedores, turistas y algunos ciudadanos chinos se las ingenian para burlar los controles de las autoridades.
El periodista Eduardo Franco precisa que uno de los objetivos de la investigación era «exponer la manera en que operan las mafias que trafican con partes de jaguar» y para ello conversó «con los mismos traficantes y logré acceder a relatos valiosos que no se habían obtenido antes. Sin embargo, esto también tuvo sus riegos: como la amenaza de muerte hacia mi persona por parte de uno de estos traficantes».
2.- Demanda en el mercado asiático
Por muchos años, el tigre asiático fue perseguido y cazado para ser utilizado en la medicina tradicional china. La depredación de este felino fue tal, que las autoridades se vieron obligadas a prohibir, por ejemplo, el uso de sus huesos en 1993.
La persecución y caza de este felino que ahora figura En Peligro de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), se debe a la creencia de que las partes del animal pueden transmitir un poder mítico y toda la fuerza de este felino, además de sus cualidades para curar dolencias crónicas, enfermedades, reponer la energía vital del cuerpo y hasta funcionar como un poderoso afrodisíaco.
A las bondades medicinales que se le atribuyen al tigre asiático –con una población estimada en apenas 3200 ejemplares– hay que sumarle el uso de algunas partes como amuletos religiosos para la buena suerte y como símbolos de estatus, fuerza y poder, para aquellas personas que las exhiben en collares.
Pero considerando que los tigres se encuentran En Peligro, la demanda asiática se ha visto obligada a buscar un sustituto y ha encontrado el reemplazo perfecto en los jaguares. La presión, por lo tanto, se ha canalizado a los 173 000 jaguares que se estima habitan el continente americano, según un estudio publicado en marzo de este año.
La presencia de ciudadanos chinos en Perú y Bolivia, sobre todo de quienes trabajan en las obras de infraestructura en la Amazonía, ha disparado la persecución del animal más emblemático de América.
Para la bióloga especialista en conservación y manejo de vida silvestre, Ángela Núñez, la llegada de ciudadanos chinos a Bolivia puede estar relacionada con el incremento de la caza de jaguares, así como con la creación de redes de tráfico ilegal. Los comerciantes de los mercados también señalan que la aparición de compradores chinos es cada vez más frecuente.
3.- El tráfico, un negocio lucrativo
Un informe de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional calculaba en el 2014 que el comercio de especies silvestres a nivel mundial movía alrededor de 19 mil millones de dólares anuales. Y a esto se suma otro reporte que coloca al tráfico de vida silvestre en la lista de las diez actividades más lucrativas del mundo, junto con el tráfico de armas, drogas y la trata de personas. Richard Thomas, de la organización Traffic, indicó que se conoce del ingreso de los colmillos y garras de jaguar al comercio ilegal para reemplazar las partes del tigre asiático.
El 18 de marzo de 2015, las autoridades del aeropuerto de Beijing detectaron a un empresario chino, con negocios en Bolivia, tratando de ingresar al país 119 colmillos de jaguar camuflados en cajas de vino cuidadosamente embaladas.
“El tráfico de los colmillos de jaguar está teniendo un mercado bastante atractivo para el comercio. Entonces, al existir este mercado hace que la oferta y sobre todo la demanda de estos productos vaya creciendo’’, explica Dustin Silva, ex funcionaro del Gobierno Regional de Loreto, en Perú.
4.- El jaguar: una especie vulnerable
El jaguar se encuentra catalogado como Casi en Peligro (NT), según la Lista Roja de la UICN. En Bolivia, en cambio, el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia lo considera Vulnerable para ese país, donde se calcula una población de 12 845 ejemplares, mientras que en Perú la cifra estimada es de 22 210 individuos
Se calcula que en todo el continente habitan alrededor de 173 000 jaguares en libertad y se cree que la población ha disminuido entre un 20 y un 25 %, según un artículo publicado en la revista científica Plos One.
Los científicos latinoamericanos temen que el escenario para este felino se vuelva más complicado, debido a la presión que existe sobre esta especie y la condición de los jaguares que se reproducen solo una vez al año.
En las décadas de 1960 y 1970, el jaguar enfrentó una caza masiva debido a su piel. Según la organización Panthera, por lo menos 18 000 individuos se mataron cada año hasta 1973. Así, en 1975, cuando se instala la CITES, el jaguar ingresa directamente a la lista del Apéndice I, donde se incluyen las especies con mayor grado de peligro. En este grupo aparecen los animales cuyo comercio internacional está completamente prohibido.
Actualmente, el jaguar habita en 18 países de Latinoamérica, desde México hasta Argentina, y se considera extinto en El Salvador y Uruguay. El hábitat del tercer felino más grande del mundo tenía una distribución amplia en el continente americano, pero hoy su territorio histórico se ha reducido en un 46 %.
La distribución del jaguar en Latinoamérica está afectada, sobre todo, por la pérdida de hábitat. La transformación de bosques en cultivos de soya y otras grandes cosechas de agricultura intensiva a gran escala, el establecimiento de pastizales para ganadería y minifundios, son algunas de las principales causas de este problema que afecta a la población de jaguares.
5.- La amenaza en otros países
La bióloga brasileña Thais Morcatty investigadora del tráfico de la vida silvestre, cuenta que en los últimos cinco años se han realizado por lo menos 30 decomisos de partes de jaguar en Brasil, que implica la muerte de 50 ejemplares.
“Eso parece poco, pero no lo es. Porque con certeza hemos logrado ver hasta el momento solo una parte muy pequeña de lo que realmente está ocurriendo, ya que es un comercio extremadamente escondido”, indicó.
Morcatty también reveló que lo que más se incauta en Brasil son las pieles, lo que confirma que aún existe una demanda importante en el mercado ilegal. “Tenemos evidencia de un comercio, inclusive de un comercio internacional dentro de nuestro territorio’’, manifestó la investigadora.
En Surinam son asesinados de manera cruel, principalmente, para vender partes de su cuerpo. Una investigación de 10 meses de World Animal Protection descubrió este comercio ilegal, que ocurre frecuentemente en los sitios mineros y madereros del país, especialmente de propiedad china.
En esa extensa investigación, miembros de la organización entrevistaron a cazadores, guardabosques, comerciantes que venden dientes de jaguar y joyas, y conservacionistas. Lo que encontraron fue una cadena de caza y comercialización secreta, con una alta evidencia de crueldad. Los jaguares pueden ser rastreados durante horas o días y son asesinados con múltiples disparos.
*Imagen principal: Jaguar en la Amazonia. Foto: Richard Barrett / WWF-UK