Por Washington Castilho / SciDev.Net
Los yanomami viven en el límite fronterizo de Brasil y Venezuela. Crédito de la imagen: CAICET Venezuela/Oscar Noya-Alarcon.
De un vistazo
- Oncocercosis ha sido erradicada en cuatro de seis países endémicos de la región
- Pero territorios yanonami, en frontera Brasil-Venezuela, siguen siendo foco importante
- Distribución gratuita de invermectina en zonas endémicas fue clave en eliminación
Si bien cuatro países latinoamericanos han sido los primeros en el mundo en haber eliminado la oncocercosis de sus territorios, la enfermedad aún tiene un foco importante: las áreas ocupadas por el pueblo yanomami, en la frontera entre Brasil y Venezuela.
La Organización Mundial de la Salud certificó que entre 2013 y 2016 Colombia Ecuador, México y Guatemala han erradicado la oncocercosis, enfermedad endémica en seis países de la región. Los otros dos son, precisamente, Brasil y Venezuela.
La oncocercosis, o “ceguera de los ríos”, es una enfermedad tropical causada por el parásito O. volvulus, transmitida por moscas negras infectadas del género Simulium, llamadas pium, en la Amazonía. Puede causar ceguera permanente. Más del 90 por ciento de casos se produce en África subsahariana. Se especula que llegó a América a través de esclavos africanos infectados, hace aproximadamente dos siglos.
La distribución masiva de ivermectina entre las comunidades endémicas de los cuatro países habría sido el paso decisivo para eliminar la enfermedad, además de otras acciones de control y prevención, sostienen los autores de un artículo publicado en la revista International Health, que narra la estrategia usada por el Programa de eliminación de la Oncocercosis para las Américas (OEPA).
“Debido al patrón seminómada [de los yanonamis], sus movimientos pueden estar influenciando en la endemicidad de la enfermedad en el área, al propiciar el contacto de los indígenas tratados con aquellos no tratados”.
Francisco Salzano, Universidad Federal de Rio Grande do Sul
La ivermectina extermina las microfilarias (primera etapa larval del parásito) dentro del tejido humano, interrumpiendo la transmisión hacia el vector. El tratamiento fue donado por un laboratorio (Merck) a los ministerios de salud de los seis países endémicos y distribuido gratuitamente entre la población.
Entre los yanomami, además de este medicamento, la estrategia incluyó la capacitación de agentes de salud nativos y la implementación de GPS y teléfonos satelitales para comunicar los casos graves.
Los autores del artículo, pertenecientes al Centro Carter de Estados Unidos, señalan que la actual situación política de Brasil y Venezuela dificulta la tarea de la OEPA en las áreas de los yanomami impidiendo el éxito de la erradicación.
Mauricio Sauerbrey, director de la OEPA por más de dos décadas, confirmó esta apreciación a SciDev.Net y abundó en más detalles.
“El programa se ve afectado [en ambos países] por el ambiente político adverso, por cuestiones presupuestarias y por falta de voluntad política”, expresó.
En el caso concreto de Venezuela, además, “por la existencia de potenciales áreas endémicas desconocidas por el sistema de salud del país y por la escasa capacidad de proveer transporte aéreo adecuado para nuestras operaciones”, prosiguió.
Francisco Salzano, profesor del Departamento de Genética de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y miembro de la Academia Brasileña de Ciencias, señala que el registro histórico de la oncocercosis entre los yanomami comenzó en los años 1960.Explica que, en parte, la propagación estuvo relacionada con sus peregrinaciones religiosas, que llevaron la enfermedad a otras áreas. Actualmente, “debido al patrón seminómada del grupo, sus movimientos pueden estar influenciando en la endemicidad de la enfermedad en el área, al propiciar el contacto de los indígenas tratados con aquellos no tratados”, evalúa.
En un estudio previo, los investigadores Fabiana dos Santos e Souza y Victor Py-Daniel, afirmaron que el aislamiento geográfico de este pueblo complica el acceso de los agentes de salud a las comunidades más distantes, a lo que se añade sus hábitos de interacción con la selva. Y sugirieron que la llegada de yanomami a aldeas con atención médica disponible y la alta densidad de los vectores en el período de lluvia en esos locales ocasionan el aumento de infectados.
Las interpretaciones yanomami de las enfermedades también dificultan las intervenciones. Muchos nativos aún creen en la acusación de Patrick Tierney en el polémico libro Oscuridad en El Dorado (2000) de que una vacunación contra el sarampión realizada en 1968 habría sido responsable de introducir el virus de la enfermedad en la región. Estudios posterioresrefutaron las alegaciones de Tierney, pero la creencia persiste entre ellos.
Hasta recientemente consideraban de manera diferente los tres principales síntomas de la oncocercosis: relacionaban la picazón con veneno o hechizo; la piel arrugada era considerada castigo por un acto de incesto y la ceguera estaba asociada a la vejez. No creían que se trataba de una enfermedad.
Los científicos coinciden en que la aplicación de una política médico-sanitaria específica así como las medidas de control de enfermedades deben tener en cuenta los hábitos, costumbres y percepciones de los pueblos nativos. La OPS establece la eliminación de todas las enfermedades tropicales desatendidas para 2022 en Brasil y Venezuela.
> Enlace al artículo completo en International Health
Fuente: SciDev.Net